[ por: Carolina Rebolledo González ]
Basado en la puesta en escena del Montaje Teatral “El Rey Lear” de Alfredo Castro y el Film “Ran” de Akira Kurosawa
Introducción
El estudio que se presenta a continuación es una mirada a la temática de la naturaleza y el paisaje en la pieza teatral “El Rey Lear” de William Shakespeare.
Para elaborar este análisis he considerado el valor fundamental que tiene el concepto de naturaleza en la construcción tanto temática como estética de “El Rey Lear”, distinguiendo las formas en que el autor materializa estas opiniones, para la posterior ejemplificación de estos tópicos, en dos puestas en escena muy diversas, basadas en la pieza de Shakespeare.
Para la realización de esta investigación me pareció primordial la graficación de los tópicos propuestos por Shakespeare, por medio de Interpretaciones Escénicas del texto. Para enriquecer el estudio, he escogido dos ejemplos muy lejanos en estética y formato y también muy distantes del universo histórico y social del dramaturgo Ingles.
En la primera parte presentaré los elementos esenciales relativos a la naturaleza y al paisaje contenidos en el texto de Shakespeare, posteriormente realizaré un análisis de la Puesta en escena del Montaje “El Rey Lear” del Director Chileno Alfredo Castro y finalizaré con un estudio del Film Ran del Director Japonés Akira Kurosawa.
El Montaje Teatral “El Rey Lear” dirigido en Chile por Alfredo Castro, es una mirada intensa a la temática de la naturaleza desde una estética con fuertes raíces precolombinas. El film de Kurosawa nos presenta un universo visual basado casi en su totalidad en la temática del paisaje.
Ambos ejemplos, a pesar de su distancia con el original, son excelentes muestras de la preocupación de Shakespeare por el tema de la naturaleza y fieles representantes de la universalidad de las temáticas de este Maestro del Teatro Mundial.
El Rey Lear de William Shakespeare:
“… ¿Cuál de vosotras tres me ama mas?”
La Tragedia “El Rey Lear”, escrita por William Shakespeare y editada por primera vez en 1608, tiene como origen un Cuento Popular. En el cuento, un Rey desea saber cuanto amor sienten hacia a él sus tres hijas. Al momento de dar respuesta, la mayor y la segunda se desharán en elogios y palabras zalameras, la menor en cambio, se limitará a decir que su cariño es el equivalente al que una hija debe sentir por un padre. La sinceridad de la menor, entendida por el rey como orgullo y falta de cariño, se cobrará para ella con el destierro. Pasado un tiempo, el padre será testigo de la ingratitud de sus dos hijas mayores y comprendiendo su error, buscará a la menor para disculparse y reintegrarla a su vida.
Esta sencilla anécdota inspirará a Shakespeare para escribir una tragedia que por años fue catalogada como imposible de poner en escena y que ha desatado contrapuestas opiniones en torno a su calidad, adjudicándose el doble titulo de contradictoria e inconsistente y de grandiosa y soberbia.
Para sumergirse en el mundo del Rey Lear, es necesario tomar muy en serio la simple fábula que da origen al texto de Shakespeare, ya que será en ella donde encontraremos el germen que nos permitirá realizar un análisis de la pieza, teniendo como eje la naturaleza.
El conflicto de “El Rey Lear” se iniciará en el momento en que el protagonista pregunte a sus hijas: ¿Cuál de vosotras tres me ama más?, con esta interrogante y sin imaginarlo siquiera, Lear cometerá una gran trasgresión que desatará su tragedia futura. Lear es Rey y por tanto está conformado por una doble condición de la existencia: la pública y la privada. El Lear padre pertenece al terreno de lo privado, el Lear monarca al terreno de lo público. Quien formula la pregunta que da origen a la trama de la obra, es el Lear padre, pero situado en su condición de monarca, puesto que en función del tamaño del amor que sus hijas le profesen, él les dará una parte de su reino para que estas lo gobiernen. El protagonista cometerá una fuerte ruptura en el orden natural, llevando los afectos al terreno de la política, reduciendo el lazo padre-hija a un acuerdo comercial.
Al conocer Lear lo que su tres hijas tienen que decir y enfrentarse a la sinceridad de la menor, se desatará en él la ira, que lo llevará a cometer la segunda traición del instinto natural: la ingratitud filial. El rey desterrará a su hija y con esta ruptura del orden natural benigno pondrá a toda la naturaleza en caos; coronando su acción con una brutal invocación:
“Por los sagrados resplandores del sol, por la diosa maldita de la luna y la noche, por el flujo y reflujo de los mundos que determinan la vida y la muerte: aquí dejo de ser el padre de esta hija, desconozco todo tipo de vínculo, todo grado de consanguinidad y parentesco, desde ahora en adelante y para siempre, tente por una extraña a mi persona y a mi corazón” – El Rey Lear traducción Nicanor Parra
Con estas poderosas palabras, Shakespeare nos da cuenta de que la tragedia ha comenzado, a la vez que nos introduce en la cosmovisión que ha definido como escenario para la obra y que desarrollará a lo largo de toda la pieza: Lear habita un mundo determinado por una plena soberanía de la naturaleza; naturaleza implacable, mezcla de orden y caos.
La naturaleza como personaje
La época de Shakespeare está marcada por un importante cuestionamiento del orden reinante, por una parte Copérnico disuelve la imagen medieval del cosmos, mientras que Machiavelo destruye el orden político. Este panorama hace que el hombre se vuelque hacia la naturaleza: “A las posibilidades fuertes y saludables de la época de Shakespeare pertenecía aquella conciencia de una naturaleza plena y creativa, que sostiene y penetra la totalidad de la existencia”[1]
Este interés que el autor demuestra por la naturaleza, se ve plasmado totalmente en El Rey Lear, pieza en la que Shakespeare introducirá a la naturaleza como un personaje más en el desarrollo de la obra, me atrevería a sostener incluso, que como un segundo protagonista. El orden que Shakespeare nos presenta en el Rey Lear es un orden precristiano, un orden pagano en que la Naturaleza es un Dios y el hombre se encuentra regido por la fuerza de los elementos y los astros.
Shakespeare distingue en el Rey Lear dos tipos de naturaleza: la benigna y la maligna. La primera representada por una naturaleza idealizada y equilibrada: razonable y domada, naturaleza de usos, costumbres y leyes; la segunda la naturaleza sin normas, indiferente a la razón y carente de reglas. Los personajes en la pieza han sido divididos según la naturaleza que encarnan, quedando en el primer grupo: Lear, Cordelia, Kent, Edgar y en el segundo: Regania, Gonerila y Edmond. Con esta división el autor no pretende enfrentarnos a un juicio moral de los personajes, Shakespeare sabe que en este orden ambas partes son fundamentales e indisolubles, la naturaleza necesariamente está compuesta de orden y caos, el problema es que Lear al comienzo de la obra ha contrariado a la naturaleza benigna y a través de la palabra ha convocado a la fuerza destructora de la naturaleza, ha roto el molde, a la vez que ha dejado el poder en manos de sus dos hijas mayores, las que encarnan la naturaleza caótica: de ahora en adelante el mundo de nuestro rey está gobernado por una naturaleza salvaje e impetuosa: se ha declarado su tragedia.
La Tormenta o lo Romántico en el Rey Lear
“… ¿hay alguien que pueda decirme quien soy?”.
La Tormenta y la calma son motivos recurrentes entre los Románticos; al parecer estos tópicos tienen, entre otras, una raíz profunda, en El Rey Lear de Shakespeare, obra que ha graficado de modo magistral el concepto de naturaleza como reflejo del estado del hombre y en la que la Tormenta como manifestación física y como tema, es eje central de la pieza.
El Rey Lear se divide estructuralmente en antes y después de la escena de la Tormenta; por medio de esta escena Shakespeare nos presenta el giro dramático de la obra y nos enfrenta directamente a la relación tragedia-naturaleza-paisaje.
A partir del momento en que Lear es despojado del poder y el reino está en manos de su dos hijas mayores, el protagonista se verá enfrentado a la decadencia, haciendo un camino que ha sido denominado por Nicanor Parra como: “de Rey a Mendigo”. Nuestro personaje buscará refugio en casa de sus hijas, pero estas los rechazarán, el destierro al que se ve sometido lo enfrentará al paisaje; a aquel paisaje que le ofrece una naturaleza salvaje y caótica y a su propio paisaje interior: el paisaje de la locura.
La naturaleza no es un hogar y en este punto a adquirido para El Rey un sentido demoníaco y autodestructor. El rey se verá por primera vez enfrentado a la dominante presencia de la naturaleza y a la ausencia de civilización (representada con el castillo o la morada), en este nuevo mundo que Lear habitará no hay ciudad ni población, en este escenario se declarará una crisis de identidad en el personaje que desembocará en la locura: “… ¿hay alguien que pueda decirme quien soy?”.
La tormenta viene a reestablecer el orden, pero no en un sentido racional de restitución, sino más bien en un sentido de destrucción; la naturaleza no devuelve las cosas a su cauce, sino que devasta para poder de esta manera reconstruir el mundo. Con el protagonista operará la misma fórmula natural, el único modo en que Lear pueda enfrentarse al grave error cometido y reestablecer la razón cegada, que lo impulso a rechazar y maldecir a Cordelia, es a través de la destrucción de la razón, es decir: la locura.
Lear al ser expulsado por sus hijas se enfrentará a una tormenta física y a una tormenta de su mente, el protagonista quedará a merced de los elementos naturales y de su propio “tormento”. Desde este instante Lear comenzará una transfiguración inspirada por el sufrimiento espiritual y físico, nuestro rey se volverá un asceta, un Diógenes mimetizado con el paisaje, retornando a su naturaleza pura, desnuda y animal.
La naturaleza como motivo
La temática de la naturaleza es muy amplia en el texto de Shakespeare y no quedará reducida solo al personaje de Lear y a la escena de la tormenta. En primer orden, cabe destacar que la preocupación de Shakespeare por el tema de la naturaleza, ha sido llevada al terreno del lenguaje, durante la obra se harán constantes analogías personaje-naturaleza. Cordelia nos dirá de su padre que “…acaban de verlo tan agitado como un mar furioso”, mientras que Lear se referirá a sus dos hijas mayores comparándolas con toda clase de animales peligrosos, dirá de Reagan: “…Cual serpiente me hirió el corazón con su lengua”. A lo largo de todo el texto también nos encontraremos con los personajes dialogando con los astros y los elementos de la naturaleza o bien refiriéndose a las fuerzas de lo natural, Edmond dirá: “…Le dije que los dioses vengadores lanzan rayos contra todo parricida”.
Las invocaciones a la naturaleza de carácter casi ritual, también serán muy comunes durante la obra. El personaje de Edmond se consagrará con su monólogo inicial a la naturaleza, al nuevo orden maligno que Lear ha implantado, aquí Shakespeare usará además un doble simbolismo, puesto que este personaje es considerado “hijo natural” o “hijo del placer” o bien bastardo, es decir desde su concepción ya pertenecía a la naturaleza del caos. En contraposición está su hermano Edgar que al pertenecer al orden benigno se ve en la necesidad de seguir el mismo camino que Lear para sobrevivir, fundirse con el paisaje, participar de esa naturaleza revuelta y guarecerse en una fingida locura.
Shakespeare grafica también el motivo de la naturaleza a partir de dos ideas claves que son fundamentales en el desarrollo de la pieza: la desnudez y la ceguera. Ambas condiciones están relacionadas con el cuerpo y por tanto dependen de lo natural. El cuerpo en su condición primitiva, despojado de vestiduras que es también metáfora de la pureza y lo salvaje y por otro lado la privación del sentido de la vista, una vez mas una forma destructiva de la naturaleza: al momento en que el personaje de Gloster pierde la vista puede ver con claridad la realidad y comprenderla, ver mas allá, no a través de los ojos, sino a través del instinto natural.
En el Rey lear se ha exacerbado totalmente la relación entre Castillo y Naturaleza. En la morada los personajes están a salvo del influjo de lo natural, la casa tiene mas bien una condición de fortaleza que de hábitat. No es azaroso que los personajes pertenecientes al orden del caos no tengan contacto con la naturaleza, siempre estén fuera de ella y en ningún momento se encuentren expuestos a su poder. El paisaje en cambio es desolación y desprotección total, el vacío que enloquece. En la versión que Kurosawa hará de “El Rey Lear” y a la que me referiré en detalle mas adelante, se expone claramente el sentido que el protagonista tiene del paisaje , a través de una pesadilla que se transformará en profecía:
“Tuve un sueño: caminaba por un campo desolado y no podía encontrar otra alma, sin importar cuan lejos fuera, no obtenía respuesta sin importar cuan fuerte gritara, estaba solo, solo en el mundo entero. Estaba aterrorizado.” Hidetora en Ran de Akira Kurosawa.
Con esta forma de comprender y exponer la dualidad Castillo-paisaje, Shakespeare se aleja de lo típicamente Isabelino, que concibe a la corte como lo que destruye y corrompe y al campo como lo fértil y lo regenerador; por esta razón se ha denominado a El Rey Lear como una obra antipastoril, es decir un pieza que recoge y presenta todo el lado demoníaco y movilizador de la naturaleza en contraposición con la idea de naturaleza idealizada y estática que presenta el Renacimiento.
Son también ejes fundamentales en la historia los personajes del Bufón y Cordelia. Al primero Shakespeare le da una connotación de voz de la conciencia y también de profeta. El bufón es el único lucido y consciente para denunciar que “El mundo está al revés”, es decir que el orden se ha invertido, dirá “….para abajo la cabeza y para arriba los pies” (para continuar con las alusiones directas al mundo natural entendido como un cuerpo), este personaje es el poseedor de la verdad y el único que puede expresarla libremente, representa también la locura inminente de Lear, es la parte cuerda-loca del rey, y para subrayarlo Shakespeare hará desaparecer a este personaje en el momento en que Lear enloquezca. El personaje de Cordelia es denominada por algunos estudiosos de Shakespeare una “Teofanía”, es decir la aparición de una deidad en el mundo de los hombres, la hija menor de Lear está hecha de un modo distinto al de los otros personajes, es considerada una naturaleza salvada y transformada.
El Rey Lear de Alfredo Castro
“Es un espanto ver al pobre viejo destartalado tambaleándose de babor a estribor en ese maremagno de olas contradictorias” – Nicanor Parra. Acerca de “El Rey Lear”
El año 1992 en el Teatro de la Universidad Católica y bajo la Dirección de Alfredo Castro, se estrenó por primera vez en Chile la obra “El Rey Lear” de William Shakespeare, antes de eso, este texto no había sido llevado a escena por ninguna Compañía ni Director Nacional.
En conjunto con el Montaje Teatral, se realizó una inédita traducción del original de Shakespeare, a manos del reconocido Poeta Chileno Nicanor Parra. Este esfuerzo conjunto de Traducción y dirección, dio origen a un montaje que a mi modo de ver, tiene un interesantísimo trasfondo latinoamericano. Por una parte, la traducción de Parra nos sitúa en un modo de usar la palabra, que sin perder la esencia de lo Shakesperiano, tiene hermosos tintes de la forma particular que tenemos de emplear la lengua castellana los Chilenos y por otro lado, la estética que se ha empleado para la realización de la puesta en escena, tiene poderosas referencias visuales e icnográficas en el mundo precolombino.
Para realizar este análisis, me referiré en primer termino, a la fuerte concordancia del concepto de naturaleza que plantea Shakespeare en la obra “El Rey Lear”, con la cosmovisión Precolombina, luego realizaré un estudio estético de la puesta basado en: inspiraciones y relación de los elementos del diseño integral con el concepto de naturaleza, para concluir con el análisis de un elemento escenográfico principal (la corona), al que se le da un interesante tratamiento de deconstrucción sígnica a alo largo de la puesta en escena y que funciona como el hilo conductor espacial de toda la pieza.
Naturaleza en El Rey Lear
Naturaleza en el mundo Precolombino
A pesar de lo extenso del territorio Americano y de la gran cantidad y diversidad de pueblos que lo habitaron antes de la Colonización Española, existe un elemento cosmogónico común, que determina el modo general en que la América precolombina concebía el mundo; ese elemento es la naturaleza.
Todos los pueblos Amerindios coincidían en la visión orgánica del universo, es decir en la creencia de un cosmos, que no era otra cosa que un enorme ser vivo, en el cual convivían muchos seres en distintos estados de la evolución y que cohabitaban en un correcto equilibrio. El hombre era por tanto una pieza mas de este gran engranaje, donde Dios no era otra cosa que toda la naturaleza unida en una sola fuerza, la naturaleza es una gran entidad a la que el hombre pertenece y que determina todos los aspectos de su vida. En algunas culturas se utilizó el concepto de Pacha mama o madre tierra, para definir esa sensación de filiación que el indígena siente hacia la naturaleza.
La relación del hombre precolombino con la naturaleza es total, todas sus manifestaciones culturales, sociales y religiosas tienen como base la relación del hombre y la tierra. Los Americanos fueron grandes astrólogos y muchos de sus pueblos basaron su construcción social en el estudio de los astros: la luna y el sol fueron sus grandes dioses; en otros casos los animales fueron llevados al terreno de lo sagrado y veneraron a serpientes, aves o incluso animales mitológicos; para otras culturas sus panteones se construyeron a partir de los fenómenos naturales: la lluvia, el rayo, el trueno; en otros casos las deidades estaban representadas por los 4 elementos. En fin, en cualquiera de lo ejemplos podemos concluir que el hombre precolombino no concibe la existencia sin su enfrentamiento a la naturaleza y al paisaje y que aún mas, vive para el encuentro con la fuerza de lo natural.
Por todo lo dicho con anterioridad no resulta nada difícil situar la tragedia de Lear en la América India. A pesar de la distancia física y cultural entre la Europa de Shakespeare y la América recién conquistada, la pieza cobra, desde el punto de vista de la naturaleza como eje dramático, un poderoso sentido en el contexto precolombino y situarla en él, resulta casi una obviedad.
Shakespeare y las culturas precolombinas hablaban de la misma fórmula de naturaleza basada en los conceptos de caos y orden como criterios indisolubles, solo que en el mundo Amerindio esto ha sido explicado bajo el concepto de la transformación, es decir bajo los principios de la disolución y la renovación. Esto ha sido graficado icónicamente con el símbolo de la rueda. La rueda que gira y muta, que no para jamás su tránsito, la vida como un eterno retorno basado en la dualidad destrucción-creación. Para subrayar este concepto en el montaje de El Rey Lear dirigido por Alfredo Castro se creó como elemento central de la escenografía una gran rueda (fotografía 1) sobre la cual los personajes de Lear y Cordelia giraban salvajemente, previo a la escena de la muerte de Cordelia, escena en que padre e hija se manifestarán el inmenso amor que los une; la rueda anunciaba la futura catástrofe de los personajes, el momento en que la naturaleza se encuentra en su fase de destrucción.
El carácter de invocación a la naturaleza de muchos textos y la inclusión del paisaje como un personaje, nos da aún mas claves para hacer analogías entre el texto de Shakespeare y la cosmovisión Americana.
El elemento ritual, fundamental en las religiones precolombinas, tiene en el Lear de Shakespeare gran cabida y podríamos analizar algunas escenas desde este prisma: la escena de la Tormenta es un Ritual de posesión en el que la tormenta entra en el cuerpo de Lear para habitar dentro de él y producir un intenso caos en su interior, la Escena de Edgard convirtiéndose en el loco Tom, correspondería a un rito iniciático o de transmutación, en el que el personaje se transforma en otro cuerpo y se vuelve uno con tierra (fotografía 2).
En la religión Americana hay una constante búsqueda de mimesis del hombre con los elementos de la naturaleza, desde este tópico, podríamos mencionar para ejemplificar su correspondencia con el texto de Shakespeare, la escena en que luego de la tormenta Lear aparece con una corona de espigas, y cubierto de barro (fotografías 3 y 4), Lear se ha mimetizado con el entorno infértil en el que solo crecen espigas secas, signo de la falta de abundancia. Referente a esta escena Nicanor Parra realiza en su traducción el cambio de la espiga por la maleza (lo que se come a las cosechas y que no da ningún fruto) y por hierbas que crecen comúnmente en el campo chileno: “… coronado de fétida cicuta, de cizañas, de ortigas y cardos. Todas las malezas imaginables que crecen en el trigo nutricio: manzanilla, ballico, topatopa”. – Cordelia en “El Rey Lear” traducción de Nicanor Parra.
En el montaje de “El rey Lear” de Alfredo Castro se les dio a estas escenas un tratamiento estético especialmente asociado a la iconografía Americana a nivel del uso del color, la textura y la materialidad.
La estética en el “Rey Lear” de Alfredo Castro. Inspiraciones
Al traducir Nicanor Parra el “Rey Lear” de William Shakespeare, se desataron todo tipo de opiniones con respecto a esta nueva versión con tantos elementos localistas en el lenguaje. Sin ánimo de crítica alguien dijo que este Lear sonaba: Áspero, fuerte y rústico. Considero ésta una muy buena definición del texto y una aún mejor definición, de la propuesta de diseño integral de la Puesta en Escena de Alfredo Castro.
La propuesta estética del montaje está basada en una gran simpleza escenográfica, compuesta de escuetos, pero dominantes elementos que funcionan con una gran claridad icónica: Una gran corona que se transforma en escalera, cuna, torre, etc; un poderoso muro que enmarca todo el fondo del escenario; la rueda, que también tiene la función de muro móvil, que acota la acción a espacios mas pequeños y una pequeña plataforma, todo sobre un suelo cubierto de pequeñas ramas secas.
El vestuario está confeccionado con una mezcla de elementos de la Estética Precolombina y elementos Medievales, esto con el fin de contextualizar la puesta en el momento histórico en el que esta ambientada, pero tiñéndola de lo Americano; el resultado es bastante atemporal e híbrido y por tanto da paso a múltiples lecturas. La relación vestuario- escenografía tiene una lógica de mimesis y correspondencia, ambos elementos están muy acoplados y se encuentran construidos bajos los mismos preceptos estéticos.
Los elementos que conforman la estructura escenográfica y el vestuario de la puesta definen su potencia visual principalmente por el tratamiento de color, textura y materialidad, todos ellos con fuertes raíces en la estética precolombina.
El color en escenografía y vestuario esta determinado por una acotada paleta cromática, proveniente presumiblemente de una investigación en los pigmentos mas frecuentes, con que los indígenas americanos coloreaban sus edificios y ropajes, estas eran las tonalidades que podían ser encontradas mas fácilmente en la naturaleza: plantas, insectos, minerales:
Rojo-Naranja-Azul-Violeta-Morado-Amarillo-Ocre.amarillo-Verde-Negro- Marrón
A nivel de texturas predomina en la estética de la puesta, tanto en la escenografía como en el vestuario, una tendencia a la rugosidad y a la sobreposición, la única superficie lisa que aparece es la de la corona, procedimiento con el que se distingue a este elemento del orden de lo natural, donde se encuentran todos los otros componentes estéticos. La textura de la puesta remite a lo rústico y lo artesanal; todo esto para subrayar ese sentido primitivo que es el eje de la pieza.
La materialidad de la puesta está totalmente extraída de los sistemas constructivos de la América precolombina: Barro, paja, piedra, y madera. Lo muros de la escenografía tienen un tratamiento de muro de adobe, sostenido por pilares de madera, mientras que las tarimas están hechas de una materialidad que simula la piedra. Los vestuarios han sido confeccionados con telas naturales y materiales orgánicos, además de coloreados con un método de teñido muy similar al de los textiles Americanos: combinaciones de colores y motivos del diseño.
Me gustaría hacer una especial mención con respecto al tema del color y del uso del teñido en el orden Precolombino, como un técnica que no solo tiene una significancia ornamental, sino también social y política. Algunas investigaciones acerca del Imperio Inca indican que los tintes de colores eran reservados para personas de alto estatus social, el común de la gente utilizaba las telas en su estado crudo, es decir, manteniendo el color original de la materia prima con que las confeccionaban. De esto podíamos deducir que el color estaba asociado al poder en el mundo de los Incas.
Para reforzar esta idea de la connotación social de pintura y color artificial existe un mito Inca en el que la divinidad modela al hombre con barro y luego le da la vida coloreándolo. “La pintura en tanto luz artificial aparece aquí como un agente que define el paso entre dos estados de la materia, entre lo inerte y lo vivo, entre lo indiferenciado y lo distinto. En el relato el color es elevado a una categoría de manipulación divina, a un instrumento de enorme eficacia simbólica” [2]
Esta dualidad de lo teñido y lo crudo es muy clara en el Montaje de Alfredo Castro, especialmente en la evolución de los vestuarios de Lear, Cordelia y Edgard. La forma en que el vestuario de estos personajes pasa de lo teñido a lo natural, es un mecanismo escénico para cambiar a los personajes del estatus de poder que tienen al comenzar la obra y convertirlos en seres comunes. Al descolorarlos y acercarlos mas a lo orgánico, paradójicamente se les va privando lentamente de vida.
Imágenes:
Fotografías 5 y 6: Lear y Cordelia. Inicio de la obra. En la fotografía pueden verse el elemento Escenográfico de la Corona, usado para esta escena como las puertas del Castillo. El muro trasero con la materialidad del adobe coloreado de ocre-amarillo y la plataforma de piedra que sostiene a Lear y que lo alza por sobre los demás personajes, en su calidad de rey (este elemento desaparecerá luego de esta escena y reaparecerá al final).
Fotografía 7: Lear y Kent. Kent disfrazado para mantenerse al lado de Lear luego de que este lo desterrara.
Fotografías 8, 9 y 10: El espacio está desnudo. Las escenas que transcurran en los castillos posterior a que Lear divida su reino, tendrán esta fórmula; el espacio se muestra despoblado, con uno de los trozos de la corona enmarcando y generalmente con una luz tenue y diagonal con predominancia de los tonos marrón oscuro. La iluminación es muy protagónica en estas escenas y nos presenta la dualidad luz-sombra: el ocultarse versus el revelar (lugar de la intriga). Las sombras de los personajes serán de gran notabilidad.
Fotografías 11: En esta fotografía se aprecia claramente el muro móvil (adobe con pilotes de madera). La intensidad de iluminación y la predominancia del amarillo que se aprecia en la fotografía, estarán presentes en todas las escenas en que los personajes estén expuestos a la naturaleza, exceptuando la de la tormenta.
Fotografías 12: Lear está sobre la plataforma de piedra que hace alusión a la tumba o bien a una mesa de sacrificio.
Fotografía 13: Cordelia, Lear y Kent. Lear recobra la cordura.
Imágenes:
Fotografías 14: El bufón de la versión de “El Rey Lear” de Alfredo Castro comparado con una máscara “Allqa Kusiño”, usada en los pueblos andinos para Danzas rituales. El uso de colores contrastados simboliza situación de conflicto, riesgo y enfrentamiento; este atuendo expresa de manera jocosa la perturbación, la ruptura y el conflicto; elementos presentes en lo ritual.
Fotografías 15: Lear y Gloster comparados con dos Llilljas: mantas representantes del textil precolombino, en ellas se aprecia la similitud con el tratamiento de las telas en la puesta en escena de Alfredo Castro.
Fotografías 16: Lear al inicio de la obra y en una de las ultimas escenas de la pieza. Es interesante apreciar la diferencia en el vestuario: el primero, teñido, compuesto por muchas capas y con ornamentos, el segundo únicamente una túnica de tela cruda.
Fotografías 17: Cordelia en una de las escenas finales de la obra comparada con un Axu y una Llijilla, ambas usadas por las mujeres de las culturas Andinas a modo de manta y elemento principal de su vestimenta.
Relación Naturaleza- Diseño Integral
En el capítulo anterior me referí a los elementos de Diseño integral que componen la Puesta en Escena de “El Rey Lear de Alfredo Castro”. Al realizar este estudio ya fueron enunciados los elementos estéticos de la pieza que hacen alusión a la naturaleza:
- Uso de colores presentes y extraíbles de la naturaleza
- Uso de materiales de construcción orgánicos y que aluden directamente a la tierra, como son la madera y el barro
- A nivel del uso de composición espacial y de premisas de dirección podemos observar otros tópicos que nos acercan al concepto de la naturaleza:
- Fórmula de actuación con reminiscencias de la kinética de los animales: En el caso de Edgard esta relación es clarísima. En el primer monólogo este personaje será un felino que acecha a su presa.
- El montaje está dividido al igual que el texto de Shakespeare en 2 partes: en la primera parte tendrá principal preponderancia el elemento de la corona, que es el signo del castillo, el poder, la fortaleza; el paisaje estará siempre interferido por esta mole azul, geométrica y sin textura. Desde la escena de la tormenta en adelante, el escenario será un paisaje vacío e inquietante teñido de intenso amarillo, orgánico y rugoso, se buscará esa sensación de estepa, pampa, lugar desierto e infértil. La luz apoyará potentemente la idea de fortaleza versus naturaleza. Durante las escenas que ocurren en la morada se buscará la relación luz-sombra y durante las escenas que ocurren en la naturaleza la luz tendrá una intensidad que dejará todo el espacio al descubierto. La escala es empequeñecidos frente al espacio escénico, con esto se resalta la idea del hombre disminuido frente a lo natural.
La Corona como Signo Escenográfico
Fool: Si me das un huevo yo te daré 2 coronas
Lear: ¿Y cuales serían esas 2 coronas?
Fool: Muy fácil. Parto el huevo por la mitad y después de sorber su contenido quedan ambas coronas a la vista. Cunado divides tu corona en 2 y arrojas ambas partes al vacío, estas cargando el burro sobre las espaldas para cruzar el pantano. Poco fósforo había bajo esa corona calva en el momento de renunciar a la corona de oro.
“El Rey Lear”. Traducción de Nicanor Parra.
Sin lugar a duda , este texto con que el bufón explica a Lear lo errónea de su decisión de entregar su reino a sus dos hijas mayores, es la inspiración de la escenografía de Alejandro Rogazy para el Lear de Alfredo Castro.
Al comenzar la pieza vemos sobre el escenario un gigantesco volumen que asemeja una gran corona azul; al momento en que Lear entra a escena para anunciarnos su decisión de dividir su reino, el bloque se abre en dos (signo de la corona dividida) y lo veremos transformado en las puertas del castillo (fotografía 18). Desde este momento este elemento se trasformará en escenario de los distintos instantes de la puesta, mutando su forma y significancia, pero recordándonos constantemente su sentido primigenio de corona: signo del poder por antonomasia.
Para el primer monólogo de Edgard, la corona se trasformará en una torre o cumbre alta (fotografía 19), que permitirá al personaje contactarse con los divino desde el punto mas alto de la estructura, en una escena apoyada por una iluminación basada en el claro-oscuro.
Veremos a este elemento transformado también en 2 largas escaleras enfrentadas entre si, (fotografía 20), donde Lear ocupará el centro, en la escena él esta totalmente entre ellas y no pertenece a ninguna de las dos. En esta escena Lear está sentado por debajo del bufón, es decir a quedado reducido a una categoría inferior incluso a la de su sirviente, que habla desde lo alto, como una especie de voz de la conciencia.
La corona también será la cabaña donde se cobijarán Lear, Kent y el Bufón (fotografía 21) luego de la escena de la tormenta, y la obra finalizará con un Lear agónico meciéndose en uno de los trozo de su dividida corona, como si esta fuera un barco a la deriva o bien un cuna que lo vuelve al regazo materno (fotografía 22).
Ran o El Rey Lear de Akira Kurosawa
Ran = Caos
En el año 1985 se estrena el film Ran, dirigido por el cineasta Japonés Akira Kurosawa, basado en la obra Teatral de William Shakespeare “El Rey Lear”. Ran es una versión libre del texto de “El Rey Lear”, en la cual Kurosawa introdujo algunas variaciones argumentales, pero mantuvo la esencia principal del texto escrito por Shakespeare.
En el film de Kurosawa, la acción ocurre en el Japón Feudal, en el momento en que los diferentes clanes del país libraban feroces luchas para resguardar su poder. En este contexto aparece Lord Hidetora (Lear), poderoso señor feudal que decide dividir sus tierras entre sus 3 hijos.
En esta versión la descendencia es masculina y el poder de lo femenino ha sido delegado a las esposas de los hijos de Hidetora, las que tendrán gran relevancia en el desarrollo de la historia. La trama paralela de Gloster y sus dos hijos se ha omitido y el personaje de Tom ha sido reemplazado por el cuñado ciego de Jiro (el segundo hijo de Hidetora).
Al igual que en la versión de Shakespeare Hidetora tomará la decisión de dejar el poder a sus hijos, disposición que será cuestionada por el hijo menor, al cual Hidetora desterrará por el atrevimiento de contradecir su voluntad. En esta versión los hijos nuevamente darán la espalda a su padre y se aniquilarán para quedarse con el poder. Saburo (el hijo menor) será asesinado e Hidetora morirá acompañado por un desvastado paisaje que Kurosawa preparará a lo largo de toda la película.
En el film de Akira Kurosawa el paisaje es sin duda el elemento distintivo. El director se ha apoderado de modo magistral de la temática de la naturaleza y ha construido todo el lenguaje visual de la película a partir del paisaje como protagonista. Para el análisis me remitiré en primera instancia a las claves visuales paisajísticas de la película, luego a la evolución de la gramática visual del film, para terminar refiriéndome a otros recursos estéticos como son: el uso de color, la simbología del castillo y la poética de la ruina.
El Paisaje en Ran
Es tan evidente la importancia que tuvo para Kurosawa la temática de la naturaleza en la pieza de Shakespeare, que al rebautizar la obra uso la palabra Ran, que quiere decir caos. El director Japonés nos anticipa desde el momento de dar nombre a su obra, que nos entregará una historia en la que el orden natural de las cosas se encuentra fuera de sitio, donde predomina la anarquía y el descontrol. Con Ran se nos presenta una visión apocalíptica y desesperanzada de la naturaleza del hombre.
En Kurosawa la naturaleza está referida principalmente al conflicto del hombre con su propio instinto de destrucción, el hombre deseoso de poder que no limitará su crueldad y devastación con el fin de conseguirlo. El poder concebido como un artefacto de producción del caos, cuya expresión máxima es la guerra.
Hidetora se devastará a lo largo de la pieza y con él el paisaje que lo rodea, la guerra que se librará entre sus hijos será guerra interna del protagonista y la naturaleza como un Dios profetizador, anunciará una tormenta que también se instalará en el interior del Señor Feudal.
La concepción romántica de la naturaleza como reflejo de estado del hombre (a la que me referí con anterioridad) cobra un sentido clarísimo en el film de Kurosawa, así como también la idea del hombre empequeñecido frente al paisaje. El film tiene una fuerte dimensión pictórica y en el encontramos infinidad de momentos en que los personajes forman verdaderas fotografías o imágenes detenidas, que nos acercan a la pintura de los artistas románticos: personajes pequeñísimos dentro del paisaje (fotografía 1), muchas veces de espalda al ojo del espectador (fotografía 2) y otras muchas fundidos con el entorno natural que los cobija (secuencia fotográfica 3)
El paisaje es de manera definitiva el protagonista de Ran, no solo narra situaciones, manifiestas sensorialidades y da cuenta de la evolución de la acción, sino también anticipa los hechos que ocurrirán. El cielo en Ran tiene una connotación de coro griego que anunciará el destino de los personajes. El cielo como signo (despejado, cubierto, con sol, con nubes, con tormenta) se encontrará presente en todo el Film y hará las veces de hilo conductor en la película; bastaría con observar la secuencia fotografía que presentaré a continuación para concebir el transito de la historia. El empleo de los elementos meteorológicos para subrayar situaciones, no es exclusivo de Ran, sino que se encuentra presente en toda la filmografía de Kurosawa, por esta razón la escena de la tormenta que propone Shakespeare en “El rey Lear” parece tan natural dentro del imaginario de este director.
Todas las imágenes aquí presentadas tienen durante la película una formula de fotografía, se mantienen detenidas frente a los ojos del espectador varios segundos, están puestas allí, no como acompañamiento, sino que tienen sentido de intervención, como si fueran personajes que entran a escena a decir un texto.
La fotografía 4 aparece justo en el momento después que Hidetora se duerme y tiene la pesadilla que será presagio de su fatal destino: la nube que empieza a formarse nos anuncia que el cielo comienza a cubrirse y que algo va a cambiar; la segunda imagen aparece luego de que Hidetora comunica su decisión de repartir su reino; la nube crece y avanza, comienza a hacerse peligrosa y la tercera corresponde al momento posterior al destierro de Saburo y es la mas clara en su simbología de las tres: oscura, cubre el sol y presagia la tormenta que enloquecerá a Hidetora; anuncia que la decisión del protagonista no ha sido la correcta.
La fotografía 7 nos muestra como la nube que presagia tormenta se desplaza hacia el castillo, la tragedia comenzará para Hidetora al llegar a este lugar: El palacio de Taro, su hijo mayor. La siguiente imagen corresponde al momento posterior al que el protagonista es expulsado por sus hijos, un sol brillante y sofocante que acompaña a nuestro personaje sin morada; en el plano siguiente lo veremos a él y a su sequito hambriento en un trozo de desierto en medio de un campo verde; con esto Kurosawa subraya la sequía del personaje y lo infértil que se aproxima.
En la imagen 9 la tormenta ha llegado al castillo de Saburo, la nube negra y espesa y la intensa neblina presagian la escena del castillo quemado, la encarnizada guerra entre hermanos y la futura locura del rey al exponerse a la tormenta, la última imagen nos presenta un cielo totalmente cubierto en un paisaje totalmente devastado: es el final de la película.
A lo largo de toda la película Kurosawa nos presentará grandes contrastes de naturaleza: evidenciará a través del paisaje que habitan los personajes, el orden al que pertenecen o el estado en el que se encuentran. La lógica del film no es geográfica, puesto que conviven en un mismo terreno paisajes que difícilmente se encontrarían tan cerca el uno y el otro: montaña y llanura. Paisajes de intenso verde y el más seco de los desiertos, en algunos lugares brilla el sol, mientras en otros hay una intensa tormenta.
En la fotografía 11 y 12 se muestra el claro contraste entre el paisaje de Saburo, el hijo menor, naturaleza viva y fértil en contraposición con la naturaleza donde entran las tropas de Taro el hermano mayor, paisaje seco y oscuro.
En esta imagen (fotografía 13) hay una contradicción de paisaje en un mismo lugar; Hidetora esta sobre la tierra cubierta de piedras; dura, áspera y seca, mientras fuera de él la naturaleza crece por todos lados.
Este método de contraste de paisaje también se puede encontrar en los 2 personajes femeninos de la película, solo que no relacionado directamente con la naturaleza que habitan, sino con “un falso paisaje” que se encuentra presente en el diseño de los espacios o el vestuario. La habitación de Lady Kaede, la perversa mujer de Jiro esta tapizada con imágenes de blancas y espinosas rozas, que hablan de su intensa y destructiva personalidad (fotografía 14); Sue en cambio, la meditativa esposa de Jiro está vestida con ropas con estampados de flores silvestres en los tonos que estas tienen en la naturaleza.(fotografía 15)
Evolución del paisaje en Ran
Para graficar la evolución de la historia de Shakespeare hacia el destino trágico del personaje principal, Kurosawa a incluido a la narración visual 3 elementos fundamentales asociados con el paisaje:
1.- El paisaje evoluciona de manera clarísima desde lo fértil, lo verde y lo vivo a lo seco, lo derruido y lo oscuro:
La película se inicia con la fotografía 16 y 17 y 18, paisaje sinuoso, armónico y fértil, como es la vida de Hidetora antes de que este divida sus reino entre sus hijos.
Luego del destierro de Saburo y de que los dos hijos mayores de Hidetora lo expulsen de sus casas, el paisaje evolucionara hacia la tierra seca, un cielo revuelto de nubes y una espesa neblina que presagia tormenta (fotografía 19)
Tras la quema del castillo de Saburo, la muerte de Taro y la toma de poder de Jiro, el paisaje se vuelve definitivamente sombrío (Fotografía 20), veremos una intensa escena de la tormenta (fotografía 21), donde Hidetora cortará malezas de un capo de larga hierba que se mueve alborotado por el feroz viento. Posterior a la escena de la tormenta todo será sequedad y vacío, paisajes en ruinas, devastados , solo habrá variaciones visuales cuando Saburo esté en escena, que siempre estará rodeado de idílicos paisajes: bosques, prados, campos floridos.
Cabe hacer mención a la escena final del Film, una maravillosa secuencia (fotografías 22, 23, 24) que engloba todo el mensaje desesperanzador que Kurosawa nos entrega con esta película y que es la idea que él tiene de la destrucción y la guerra. En esta escena veremos al ciego, luego de que su hermana ha sido asesinada, vagando por las ruinas del castillo en medio de un paisaje siniestro de oscuridad, cenizas y niebla. El personaje se nos presenta muy pequeño, mimetizado totalmente con las ruinas: la secuencia está dada por tres planos de acercamiento al personaje; en un plano general, lo veremos a punto de caer al abismo con una imagen de buda en su mano, imagen que su hermana le ha dado y que para ella representaba el único escape a la destrucción y un signo de protección; la imagen entonces caerá al vacío como signo de la perdida total de la esperanza y también como idea de que los dioses también han abandonado a los hombres: el hombre está solo. La secuencia culminará con los mismos 3 planos, esta vez alejándose del personaje, dejándonos como última imagen de la película a un hombre abandonado, mimetizado con la destrucción y reducido a nada en comparación con la naturaleza.
Hidetora como personaje también sufrirá un gran transformación. En la siguiente secuencia de imágenes, podemos apreciar el cambio del orden al caos: en la primera (fotografía 25) lo vemos con un fondo geométrico, coloreado perfectamente con el escudo de su familia y su corona distintiva; en la segunda es el rey del trigo seco, con un fondo desordenado coronado de malezas (fotografía 26)
2.- Los planos evolucionan desde lo cerrado a lo panorámico: los protagonistas van perdiendo cada vez mas tamaño e importancia en la relación con el paisaje, el cual toma total protagonismo visual hacia el final del film (fotografías 27, 28,29)
3.- La composición espacial evoluciona de lo simétrico a lo asimétrico: La composición en los planos al iniciarse el film, es de una simetría estudiadísima, las primeras escenas muestran una hermosa geometría en su construcción (fotografías 30, 31,32)
a medida que avanza la obra comienza el director nos expone el desorden reinante también a través de la composición espacial de la escenas, las que comienzan a tender a la asimetría y a una construcción mas caótica (fotografías 33, 34)
Otros recursos estéticos
El color:
El film Ran al igual que otras películas de Akira Kurosawa, tiene un especial énfasis en el uso del color. Este director no deja jamás al azar el poder sígnico de los colores y en Ran ha aplicado este recurso principalmente para definir el carácter de los hijos de Lord Hidetora. Kurosawa ha clasificado a los hijos en un estado y según esto les ha asignado un color, este color estará presente en el vestuario de los hijos en las primeras escenas del film (fotografía 35) y luego será el color que distinguirá a sus tropas en los instantes de lucha.
Taro el hermano mayor ha sido distinguido con el color amarrillo. Este color denota ambigüedad y falta de definición, carácter esencial del personaje. El hijo mayor será fuertemente influenciado por las palabras de su esposa, las que lo llevarán a la muerte y la destrucción. A Jiro el segundo se le ha designado el color rojo de la sangre. Este hermano es el más ambicioso deseoso de poder y guerra y el que desatará todo el caos en la película. Saburo el menor tiene el color del cielo: azul, al asignarle este color Kurosawa nos da cuenta del carácter puro de ese personaje.
El castillo versus el paisaje
Al igual que en la versión de “El Rey Lear” dirigida por Alfredo Castro, la dualidad castillopaisaje está muy presente en el film de Kurosawa. El castillo se presenta en la película como fortaleza, como lugar del poder y de la intriga. Lady Kaede personaje que genera gran parte del conflicto en la historia, nunca está fuera del casillo, es el único personaje que no está asociado nunca al paisaje (solo al artificial), nunca se expone al orden de lo natural. Para Hidetora sus castillos son la manifestación total de su poder y al ser expulsado de 2 de ellos y al destruirse el tercero el protagonista quedará a merced de la naturaleza y de sus propias transgresiones, que en el film se cobrarán con un camino de dolor e infertilidad.
Imágenes:
Fotografía 36: Hidetora expulsado por sus hijos en la puerta del castillo. La escala de la escena nos sugiere la condición desnuda de Hidetora fuera de sus dominios, la fortaleza cerrada que deja a sus espaldas, le augura un futuro de caos y soledad.
Fotografías 37, 38 y 39: Lady Kaede como protagonista de estas imágenes y como representante de la naturaleza maligna guarecida en la morada. En la primera con su esposo, apoderada totalmente del espacio y por tanto del poder que este le confiere; en la segunda, tratando de asesinar a Jiro y en la tercera decapitada: potente escena de gran violencia con un tono pictórico de la sangre tapizando los muros.
Fotografía 40: El castillo en llamas, esta escena marca el climax del film, y tiene aún más importancia que la tormenta, en esta versión de Lear, es el fuego el que enloquece a Hidetora y la tormenta solo lo introduce al estado de lo natural.
La ruina
Luego que el castillo de Saburo sea quemado, sus ruinas se convertirán en uno de los principales escenarios de la película. Hidetora vagará por este pasado derruido y será éste el lugar donde su conciencia se trastoque aún más. La ruina da cuenta de un pasado de historia que ya no existe y del cual para el rey, solo quedan los signos materiales de su ocaso, la ruina representa al gran cadáver del mundo destruido del protagonista. Las imágenes (fotografía 41 y 42) muestran los recursos del plano panorámico que hace ver al protagonista empequeñecido, mostrándolo además desde arriba para subrayar aún más su condición de vulnerabilidad.
Conclusión
El texto del Rey Lear ha sido asociado comúnmente con la temática del poder desde un punto de vista trágico, la ambición humana , la ingratitud y el orgullo han sido los tópicos desde los cuales se han concebido muchas investigaciones escénicas y teóricas de esta compleja pieza. Estas temáticas han sido abordadas normalmente desde un prisma Cristiano, distinguiendo como generadores del conflicto los conceptos del bien y el mal en un sentido moral actual.
Para realizar un análisis de “El rey Lear” de Shakespeare, es necesario olvidar los paradigmas occidentales y visitar la pieza con un especial interés en comprender la nueva cosmovisión que Shakespeare nos propone.
Es fundamental para la comprensión de esta pieza distinguir el orden social sobre el que el autor construye el texto y situarla en los códigos que el dramaturgo propone; solo de este modo será posible comprender el verdadero trasfondo de esta inquietante tragedia.
La dimensión que adquiere la pieza al situar a la naturaleza como protagonista es muy amplia y permite generar muchas lecturas. Esta investigación es una muestra de las posibilidades de contextualizar un texto dramático en cualquier época histórica o escenario socio cultural, por medio de una investigación profunda de los temas que subyacen a la creación misma de la pieza.
Generar una poética visual y estética con especial énfasis en el paisaje, es una fórmula que provee de excelentes resultados a las dos piezas estudiadas en esta investigación. El tratamiento de la naturaleza como protagonista del lenguaje escénico, resulta muy potente y les confiere a la versión de Castro y Kurosawa un alto interés artístico.
Carolina Rebolledo González, es Master en Artes Escénicas, de la Universidad Rey Juan Carlos e Instituto Superior de Danza Alicia Alonso (Madrid, España). Licenciatura en Danza, Universidad Academia de Humanismo Cristiano (Chile), Licenciada en Actuacion y Actriz Profesional, Pontificia Universidad Católica de Chile.
El texto que se reproduce en este post es un trabajo original, presentado por su autora para la asignatura “Lenguajes Escénicos en el Contexto Histórico”, dirigido por el Profesor Eduardo Blásquez Mateo, en el Master Oficial en Artes Escénicas, de la Universidad Rey Juan Carlos (España). Enero 2009.
La autora ha escrito otro texto que también ha sido publicado en este sitio, «Maya Deren: visiones de una artista integral«, que puedes leer aquí.
1 “La destrucción del hombre natural por la locura en El Rey Lear de Shakespeare”. Hubertus Tellenbach.
2 “Colores: Signos de América Andina”. Francisco Gallardo, Luís Cornejo. Publicaciones Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago, Chile.
Bibliografía
Gallardo Francisco, Cornejo Luís , “Colores: Signos de América Andina”. Publicaciones Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago, Chile.
Parra Nicanor, “Lear. Rey y Mendigo”. Editorial Universidad Diego Portales. Santiago 2004
Romper Rodríguez María Rosa, “Aplicación de la carta de colores obtenidas de los textiles Precolombinos de los Andes, en las vestimentas de los Doce Reyes o gobernantes Incas”. Editorial Nobuko. Buenos Aires, Argentina.
Shakespeare William., Traducción Ángel Luís Pujante “El Rey Lear”. Editorial Espasa Calpe. Madrid 2005
Shakespeare William, “El Rey Lear”. Traducción Manuel Conejeros. Editorial Alianza, Madrid 1997
Tellenbach Hubertus “La destrucción del hombre natural por la locura en El Rey Lear de Shakespeare”. Revista Apuntes nº103. Escuela de Teatro U.C.. Santiago 1992
Tesson Charles, “Akira Kurosawa”. El País 2007
Vidal Estévez Manuel. “Akira Kurosawa”. Ediciones Cátedra. Madrid 1992