Nostalgia de la luz

Las puertas al pasado

[ por: Micheell Toledo V. ]

Hace bastante tiempo que no se veía en salas comerciales un film de Patricio Guzmán. Recuerdo su última aproximación con “Salvador Allende” y no está en mi memoria la potencia con la que “Nostalgia de la luz” llega a la salas, precedida no sólo de premios y una bien aclamada crítica, sino que también de un halo de innovación y originalidad que sólo un maestro como Guzmán podría darle a su historia. Sí, es verdad que para algunos tal vez sea tan sólo una película más sobre los remanentes de la dictadura, una película que vuelve a poner sobre la mesa un tema tan manoseado como son los derechos humanos y las víctimas de la tiranía dictatorial. Y es precisamente ése el punto central, la tesis que se plantea a lo largo de la historia.

Con imágenes bien nítidas y un montaje acertadísimo en un comienzo, el director plantea la cuestión del universo, de la galaxia y la apertura del país hacia el conocimiento de los astros. De esta manera nos lleva reflexionar sobre la importancia del rol del infinito espacio como una forma de poder volver a nuestro pasado, a encontrar nuestros orígenes, a entender que somos parte de un todo, de un organismo al cual pertenecemos y del que somos parte vital. Luego genera una asociación con el entorno terrenal y lo focaliza al lugar de estudio de los arqueólogos: el inmenso desierto de Atacama. Tal como los astrónomos estudian el espacio, los arqueólogos excavan la tierra para encontrar nuestros orígenes. Entonces nace la pregunta, la interrogante que abarca no sólo a una generación destruida por el olvido, sino que a una generación naciente que sufre las consecuencias de 17 años de opresión, de destrucción: ¿Cómo hemos sido capaces de olvidar? Porque el olvido es algo inherente al ser humano, tanto así como la memoria, pero ¿qué rol juega la historia cercana en nosotros y en nuestra sociedad que hace que la olvidemos tan rápido? ¿Por qué seguir buscando las respuestas en los vestigios de la infinidad universal sino somos capaces de mirar 20 años atrás y reconocer nuestra verdad como nación? El pasado se encuentra en los libros, en los supuestos, pero no en la memoria; la nación aún está en el limbo de la construcción de un imaginario, en un estado de shock. Y ahora se vive como si nada hubiese pasado, dentro un país con una aparente estabilidad emocional y el olvido sigue a las puertas del olvido. “El pasado está encapsulado” dice uno de los entrevistados. Y en esa cápsula no cabe nada más que el miedo, el miedo a encontrar la verdad, el miedo a encontrar todos esos cuerpos desaparecidos en la inmensidad del desierto, en la inmensidad del universo.

Este es uno de los trabajos más personales de Patricio Guzmán, llegando a realizar él mismo la voz narradora de la historia. La poesía se plasma junto a una investigación emocional que indaga en nuestro pasado, que ya no busca respuestas concretas, pero que tampoco se cansa de luchar por ellas. Y a pesar de que la historia se está borrando poco a poco, hay personas que aún no descansan por seguir construyéndola, por seguir armando las piezas de nuestro oscuro pasado. No importa que sean astrónomos, ni arqueólogos o familiares de algún detenido desaparecido, todos somos parte de este proceso, todos somos células que forman el organismo de la historia chilena, de la memoria colectiva de nuestro país. Porque finalmente la película nos enseña que no sólo debemos estudiar o recordar la historia, sino que también tenemos que vivirla. Tenemos que ser la historia. Y ésa será la única manera en que podamos encontrar la verdad.

*»Nostalgia de la Luz» se estrena en cines el jueves 8 de septiembre de 2011.

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