Inadaptada. Inadaptable.
[ por: Andrés Daly ]
Por fin. Apunto de sacarme los ojos después de proponerme revisar la filmografía más antigua de Francis Ford Coppola, visionando la película de terror/suspenso de cine B “Dementia 13” (1963) y a continuación la comedia a go-go embuída en los 60’s “You’re a Big Boy know” (1967), por fin, me encuentro con el punto de maduración del autor. El momento en que F.F.Coppola, es por fin F.F.Coppola. Expectativas –retroactivas- cumplidas, y que se crearon a la luz de las películas mayúsculas que ya había visto del director y que éste realizó en su mejor etapa. Esta es, a mi parecer, la que ocurre entre 1972 y 1983, entre las que se encuentran El Padrino I y II, La Conversación, La Ley de la Calle, Apocalipsis Ahora y Golpe al Corazón.
The Rain People, con un notable guión del mismo Coppola, es una película por fin adulta, meditada, con actuaciones inspiradas, en una historia con uno de esos largos viajes de espacio y/o tiempo que el director suele preferir. En este caso, el viaje es principalmente geográfico: The Rain People es ante todo un road movie, uno donde la desorientada Natalie Ravenna (Shirley Knight, excelente) decide abandonar a su marido, tomar el auto, llamarlo por teléfono de la carretera y contarle que está embarazada pero que no sabe a donde la llevará el camino. No será cerca de él, quizás no sea a la maternidad, sin duda será a otra ciudad, y a otro estado de la mente. Un viaje en busca de una felicidad postergada que Natalie, sumisa, ha postpuesto siempre por complacer a otros. Es que Natalie cree que puede encontrarse con la felicidad en otro lugar que no es su presente.
Con esos momentos de calma dentro de lo que es en realidad una larga tormenta interna del personaje, ese estado de duda y experimentación constante de Natalie en la carretera, Francis Ford Coppola ejercita por primera vez, y a la vista, esos músculos cinematográficos que lo convierten en uno de los grandes directores norteamericanos de la década de los 70’s. Exhibición que va paralela a esa bravura, esa independencia que respira la película – como buen road movie de la época. Ese desdén que profesa en parte a la máquina de la industria hollywoodense de los 40’s y 50’s, a la que aún no ha entrado para cambiar las reglas.
En el camino de Natalie se cruzan accidentalmente –como un gran porcentaje de personas en esta vida- dos hombres: Jimmy Kilgannon, un apuesto y joven ex jugador de fútbol que ha sufrido un fuerte accidente en la cabeza y Gordon, un maduro policía redneck que vive en un trailer en la mitad de la nada con su pequeña hija. Interpretados por dos grandes actores, James Caan y Robert Duvall respectivamente, no sólo es la primera colaboración de varias, tan fructíferas, de éstos con su director, sino que también la primera vez que la construcción de personajes en un buen guión de Coppola, tienen también una expresión actoral memorable en pantalla, bajo una cuidada dirección. Suma de factores que cuajan y entregan la que es hasta el momento – pues no he visto “El Valle del Arco Iris” (1963), pero un vaquero bailarín no me da buena espina- la primera película redonda del director.
Descorazonadora, patética, es “The Rain People”, con Natalie seduciendo inútilmente a un hombre para luego descubrir que es un niño sin voluntad, o la misma protagonista soñando con un futuro promisorio con otro hombre, que bajo su apariencia lúdica esconde una amplia violencia, generada por un trauma grabado con fuego.
Triste camino el de la protagonista, que por más que maneja y escapa, no parece llegar a ningún lado, y menos, escapar de sí misma.
Nota: Como asistente y co productor de Coppola en “The Rain People” está un joven amigo del director: George Lucas. Coppola le devolvería la mano produciéndole THX 1138 (1971) unos años más tarde, pero que terminaría siendo un fracaso comercial para pesar de la incipiente casa productora de Coppola. Sin embargo, esta película de culto sigue siendo, cuarenta años después de su estreno, la mejor y más seria película de toda la filmografía de Lucas, tono del que rehuyó para dedicar su vida detrás de cámaras a los distintos grados de divertimento (y aburrimiento precuelar) de Star Wars, La Guerra de las Galaxias.
PD. Siempre es buen momento para pegarle el palo a Georgie.
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