La trascendencia del Ser
[ por: Micheell Toledo V. ]
Antes de todo, cabe mencionar mi lejanía con el cine de Coppola. Hace un tiempo atrás revisité la trilogía de El Padrino y luego Apocalypse Now (sin salir decepcionado e incluso con ganas de ver más), pero no es recurrente mi cercanía hacia su cine sin importar la genialidad de algunas obras como Rumble Fish, Dracula o The Conversation, y es que la mayoría de ellas no me produce afecto, identificación ni interés. Y a raíz de esto es que me he esforzado en ver esta película, ya que desde su estreno nunca me interesó visionarla, aunque haya sido basada en el libro del maestro Eliade, y ahora, de manera casi forzada, le dedico algunas palabras a este interesante pero mal logrado film, que en ocasiones consigue emocionar e identificar al espectador con la narración, y en esto se nota que Coppola se mantiene más vigente que nunca; plantea temas trascendentales para la humanidad, pero aún así hay algo en la historia que no funciona: tal vez sea el casting (no creo que Tim Roth – sin importar lo bien que actúe – haya sido el hombre ideal para el papel de Dominic), los prolongados giros en el guión o la saturación de información, pero hay algo que de verdad no anda. Y aunque pretendo alejarme de una definición cinematográfica academicista, me es necesario mencionar mi lejanía con la propuesta, sin embargo más allá de toda contraposición artística, debo decir que soy un apasionado por la filosofía oriental y por todos aquellos conceptos místicos y esotéricos que son capaces de plantearnos conocimientos ajenos a nuestra “adecuada” concepción del mundo que tenemos los occidentales.
Dentro de la gran gama de conceptos que Coppola presenta en la película, plantea en primer lugar la necesidad de la lingüística como herramienta para entender los orígenes de la humanidad. Es en el lenguaje entonces que el hombre puede generar una comunicación, y llamemos al lenguaje no una forma de comunicación por un medio hablado o escrito, sino que cualquier tipo de lenguaje que pueda servir para transmitir ideas. Esa es la base inicial del trabajo de Dominic, encontrar los orígenes del lenguaje, porque si lo hace, su visión sobre la humanidad quedará completa. El segundo tema es el de la juventud eterna, y cómo el hombre logra transformarse, mejorar, mutar en algo superior, en ser todo lo que se puede ser. El tercer tema que plantea es la metempsicosis, o sea, la reencarnación de espíritus pasados en un cuerpo que vive su tiempo en el presente. Y entonces nace la pregunta: ¿cómo se pueden hilar estos tres temas? ¿Están realmente desasociados? Tal vez no.
Es importante reforzar este concepto, ya que hay que entender por una parte que la teoría del conocimiento principalmente debe ser inter disciplinaria, ya no hay conocimiento puro que valga por sí mismo. Es en la conexión y la formulación de nuevas relaciones lo que otorgará un nuevo conocimiento, una expansión del mismo. Por lo tanto, el personaje de Dominic busca entender el mundo por medio del lenguaje, pero su vida se ha visto promovida por un gran obstáculo: no podrá terminar su gran y única obra antes de morir, pero el azar viene a cambiarlo todo cuando un rayo lo golpea y extrañamente lo rejuvenece, le prolonga la vida, y así le otorga una nueva oportunidad, tal vez para terminar su trabajo, tal vez para encontrar al amor de su vida, o tal vez para las dos. Y la importancia de esto es la consciencia que adquiere sobre sí mismo, y lo que los demás ven en él: la evolución del hombre. De esos conceptos mencionados, el personaje de Roth puede obtener el conocimiento de libros sin leerlos, puede ver los sueños ajenos, puede hablar con su propio doble, su alter ego, y tan fácil como crea, puede destruir. Se ha vuelto un Dios interno, su “esencia” se valida con su nuevo poder, con su nueva visión de mundo. Luego, la trascendencia se reafirma, cuando años después conoce a Verónica, una mujer idéntica al amor de su vida (que ya está fallecida) y que es poseída por espíritus de vidas pasadas, que además hablan todos los lenguajes que ayudan a Dominic a acercarse al final de su trabajo.
La trascendencia espiritual es parte de una vida paralela, es una dimensión que no conocemos, que sobrepasa el saber, la estructura del raciocinio. Tanto Eliade como Coppola admiten que la trascendencia del ser, del espíritu es necesaria para el crecimiento de la humanidad, para la comprensión de un mundo superior, sin importar los medios. La inmortalidad está a pasos de presentarse frente a nosotros, sólo basta con que la reconozcamos, que seamos consciente de todo su potencial, para así aferrarnos a ella y transmutarnos en algo más, convertirnos en universalidad, en inmortalidad. Sea por estudios que se avalen en textos escritos, sea por encontrar la fuente de la juventud eterna, sea porque nuestra alma se revela en vidas posteriores, la inmortalidad ha encontrado al hombre, y se ha transformado en un objetivo para varios. ¿Se preguntará Coppola como lo verán después de su muerte? ¿Estará preocupado por la forma de su trascendencia? Es un objeto de cuestionamiento dentro de cada artista, el pensar en su inmortalidad. Sin duda Coppola lo ha hecho, y esta película es la manifestación de ello. Mientras tanto, seguimos siendo simples mortales, buscando permanecer de alguna manera en la eternidad de los tiempos.
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