Con todos menos contigo

Dentro del universo de las comedias románticas hay dos días que pesan más que cualquiera en la construcción de sus historias: el día que la pareja se conoció por primera vez y el día de matrimonio de alguien cercano a la pareja en cuestión. Este matrimonio suele ser de amigos cercanos o lejanos (“Crazy Rich Asians”, Bridesmaids”, “Cuatro bodas y un funeral”, “Wedding Crashers”), amores platónicos (“La boda de mi mejor amigo”, “27 Dresses”), de los padres o familiares de alguno de ellos (“Amor a primera vista”, “Palm Springs”) o incluso de la propia pareja (“Ticket to Paradise”) o bien cualquier otra excusa con tal de tener el ambiente de la película centrado en un día de alta intensidad, que da muchísimas oportunidades de celebración, enredos amorosos y también potencial desastre cómico. 

A esta tipología de matrimonios en comedias románticas podríamos agregar otra trama que he visto varias veces repetirse en los últimos años: “Seamos pareja en este (o estos) matrimonio(s) y simulemos por un rato estar juntos, para así dejar contentos a los demás y no nos cuestionen nuestra soltería”. Aquí esta la excelente “Plus One” (2019) con Jack Quaid y Maya Erskine por ejemplo, una de las películas que disfruté a inicios del año pasado. La nueva película con Sidney Sweeney (Euphoria) y Glen Powell (Top Gun: Maverick), “Con todos menos contigo” (“Anyone but you”, 2024) está justo dentro de estas simulaciones de pareja en un matrimonio: cuando la ficción ante los demás se volverá, predeciblemente, en una realidad. Este último mecanismo es observado incluso por el propio guión de la película: guiños al espectador que ya conoce algo de estos juegos de la trama. Sin embargo, el guión se va quedando corto en ideas mientras va avanzando. 

Grabada en Australia, esta película trae nuevos paisajes a este tipo de relatos, que se agradecen, porque aunque me gusta Nueva York en el cine de las comedias románticas, por favor, ya basta. Tiene algunos momentos graciosos bastante dispersos en su metraje y quizás su mayor valor es que trata a su audiencia como adulta, no haciéndole el quite a secuencias más subidas de tono, algo que por años Hollywood esquivó; una especie de terror tremendo a mostrar piel en películas enfocadas a un público masivo. Sin embargo, hay un gran problema con esta película y es la poca química entre sus protagonistas, que de paso no son tampoco muy hábiles en el género de la comedia.

Las comedias románticas tienen, como evidentemente contiene su nombre, dos partes que se complementan: la comedia y el romance. Sobre la comedia de esta película podríamos, con los ojos semi cerrados y los oídos parcialmente tapados decirnos -casi tratando de auto convencernos- “Ok, ok, no son los mejores comediantes, pero quiero seguir esta historia y me interesa seguir el destino de esta pareja”. ¿Pero la parte del romance?: Aquí no podemos engañarnos. Es imperdonable que los protagonistas no tengan química. Esto, como pasa en la vida, simplemente se percibe: está o no está. Para que funcione en este tipo de largometrajes, debe irradiar.

Lamentable, pues Will Gluck (“Easy A”, “Amigos con Beneficios”) había probado ser un director competente en este campo y si bien las carreras de Sweeney y Powell van en ascenso, no todos los match funcionan. Igual que en la vida.

 

PD. Trágico pero recurrente, hay algunas comedias de las que solo salvaría su secuencia de créditos. La de “Con todos menos contigo” es de aquellas. Me puse a cantar con ella y me dieron ganas de ver de nuevo “The Hills”. Ah, nostalgia. 

Con todos menos contigo
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