Georgia is on my mind
[ por: Andrés Daly ]
En un pueblo pequeño en el centro de EE.UU., el viejo carnicero Easy Kimbrough (Bruce Dern, estupendo) y su hijo Dwight “Beagle” (Aaron Stanford), que trabaja sirviendo almuerzos en la cafetería del colegio local, han enterrado a su esposa y madre, respectivamente, poco más de un mes atrás. Ella murió de una lenta enfermedad, que su marido no pudo ni siquiera observar –y buscó “consuelo” en los brazos de otra mujer mientras la suya se desvanecía- mientras que su hijo menor “Beagle” tuvo que hacerse cargo de la moribunda. Esta familia tiene un miembro más: un músico treintañero fracasado y desaparecido llamado Guy (Jacye Bartok, que es además el guionista de esta historia), el hijo mayor que reaparece en el pueblo sin haber cruzado palabra con nadie de su familia en tres años, y menos con la novia que abandonó poco antes del matrimonio, en el mismo lugar.
Todo este drama de la familia Kimbrough, que puede sonar interesante en papel, está narrado de forma tradicional y algo aburrida –la pésima actuación de Jayce Bartok (pastelero a sus pasteles, señor) es además una piedra muy pesada- por la directora y actriz Mary Stuart Masterson. Sin embargo, donde afina su puntería con la cámara la hermosa rubia que actuara notablemente en clásicos como Some Kind of Wonderful, Benny & Joon, El Cielo se Equivocó y Tomates Verdes Fritos, es en contarnos una historia secundaria a la familia que debió ser, a todas luces, ¡la historia principal!.
Esta historia es la de Georgia (Kristen Stewart), una linda chica de 17 años del mismo pueblo, que tiene una severa atrofia muscular que no le permite caminar, pararse o hablar bien. Enfermedad que en algún momento del futuro, detendrá su corazón cansado, matándola inevitablemente. Convertida de plano en la chica rara entre los pueblerinos por su condición, y acrecentada esta posición por su madre fotógrafa que la retrata semidesnuda en la supuesta búsqueda del reconocimiento de su enfermedad (aunque más bien la madre va en pro de una beca artística e intereses propios) Georgia se siente completamente aislada de su realidad adolescente.
Ansiosa y preocupada del reloj que pende sobre su cabeza, ve en el solitario y poco experimentado “Beagle” la posiblidad de eliminar su virginidad de su lista de pendientes. El amor no es, claro, una prioridad y esta vez el discurso femenino que otros personajes le dan sobre “esperar al indicado” “tomarse un tiempo” y “buscar el amor junto con el sexo” no van para nada al caso en la mente de Georgia, una chica inteligente y conciente en todo momento de lo precario de su existencia.
Stephanie
Listen, I’m the queen of stupid, so one word: protection. You’re gorgeous, I’m a genius.
Stewart se roba la película con su personaje, dejando a Beagle, al padre y al resto de los personajes principales muy por lejos del interés que ella sabe darle a las líneas y problemas de un personaje como el de Georgia. No sólo hay evidente talento en la actriz –que cuesta ver en bodrios como “Eclipse”– sino que hay que recordar que antes del horror de la saga de “Crepúsculo”, Stewart ya era una actriz reconocida en el círculo indie por dar generalmente caracterizaciones bastante sólidas.
Si tan sólo Masterson se hubiese dado cuenta de esto.
Beagle
So I guess I’ll see you at lunch.
Georgia
Yeah.
Beagle
Anything special you want?
Georgia
Yeah. You.
P.D. Esta película se estrenó con dos años de atraso, y vió finalmente la luz gracias a la fama súbita que recogió la actriz con la fábula moralista de los vampiros vírgenes y reprimidos que brillan bajo el sol.
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