[ por: Andrés Daly ]
Sorpresa y horror. Simplemente no puedo entender como el mismo director (Ricardo Larraín) detrás de la mejor película del cine chileno de la década de los 90’s, realizada 16 años antes de ésta, y que es aún una de las mejores de toda la filmografía nacional a la fecha, “La Frontera”, realiza aquí una de los peores filmes realizados en Chile y quizás una de las mas insípidas comedias que he visto.
Otro suceso totalmente incomprensible, es el confuso guión, poco caído en gracia, escrito por Boris Quercia; actor que ya había probado además ser un realizador que comprende y maneja perfectamente (y con gran éxito además) el difícil lenguaje del humor. Para eso, bastan sus largometrajes, la popular y entretenida “Sexo con Amor” y la subvalorada “El Rey de los Huevones”, ese gran melodrama a la italiana, lleno de personajes notables. ¿Pero qué diablos pasó?
La trama: Guillermo Zúñiga (Boris Quercia), tímido y conservador profesor de castellano, viaja al espacio aparentemente, tan sólo para ser el primer astronauta chileno en sobrevivir fuera de la Tierra. En Chile, su novia (Javiera Contador, sólida) es acosada por un periodista algo calentón (Alvaro Rudolphy), mientras el chiflado jefe de operaciones (Willy Semler) de la base espacial chilena (de una divertida precariedad) intenta regresar vivo a Guillemo, con la ayuda de un científico argentino y un viejo sabio ruso (Bélgica Castro, lo mejor del film).
Derrochando presupuesto de forma atropellada en una idea que básicamente parecía un éxito seguro, pero a la que le faltó darle mayor trabajo, la película trascurre sin penas ni glorias, con un humor extraño (indeciso, entre infantil y de doble sentido) sumando errores que finalmente la convierten en un extraño híbrido, con el cual hay poca conexión.
Lo más inaceptable, el tono. Porque finalmente ¿a qué público esta dirigida realmente esta película? ¿familiar? ¿infantil? ¿adultos? ¿acaso todas las anteriores?…una respuesta que, sobre todo en la comedia, hay que tener bien clara.
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