Sube el volumen
[ por: Andrés Daly ]
Tres guitarristas se encuentran en un escenario muy distinto al de los conciertos, a los que conocen o conocieron inmiscuidos en los grupos de rock de donde pertenecen o de los que fueron parte en algún momento de sus vidas: Led Zeppellin, The White Stripes y U2. Tres sillones viejos, una mesa, varias de sus guitarras favoritas, algunos discos de vinilo y amplificadores pequeños los rodean por todos lados, mientras conversan y tocan música en un galpón gigantesco.
Sentados en pequeña una tarima, la cámara los filma desde la lejanía y la penumbra que los rodea en ese galpón, con respeto y estrategia, mientras se alcanzan a ver, momentáneamente, aveces algunos rostros y figuras de un silencioso equipo de producción que los filma y que, como ocurre cerca del final del film, los mira con reverencia. ¿Cómo ocurrió este milagro?. Davis Guggenheim (An Inconvenient Truth, Waiting for Superman, Deadwood, 24, ER, Alias) sabe que tiene oro entre manos: Jimmy Page, Jack White y The Edge están contándose algunos de sus secretos, con palabras y con notas.
Equilibrando las historias de las vidas y obsesiones que los llevaron a ser los destacados músicos que son hoy en día – lo que no es fácil a nivel de montaje- Guggenheim hace malabares extendiendo y fragmentado las narraciones de cada uno de estos hombres tan diferentes, con imágenes de ellos mismos en locaciones distintas, imágenes de archivo y la mencionada reunión en el galpón donde conversan, aprenden a tocar las canciones de los otros, y se lanzan anécdotas y comparten una inspiración que los une. De distintos países (Inglaterra, EE.UU e Irlanda respectivamente) y épocas desde donde provienen, tan diversos generacionalmente como de forma musical, estos tres talentos indiscutidos se reúnen en este escenario que tiene algunos momentos casi épicos, que el director planifica con cuidado. A veces, esto permite cosechar grandes escenas como aquella en que Page comienza a tocar Whole Lotta Love y los rostros de satisfacción y admiración, en regresión casi infantil, de Jack White y The Edge dicen más que mil palabras.
Aquí finalmente poco importa a quien consideres mejor de los tres, pues esto no es un concurso –aunque White dice al inicio que probablemente esta reunión pueda ser un fist fight, una pelea a puños- y en mi caso, aunque inicial y personalmente hubiese dejado a The Edge muy por lejos de sus otros dos contertulios, a los pocos minutos del documental pude encontrarle un nuevo respeto a este silencioso hombre que define con su guitarra el característico sonido de su banda, liderada por un megalomaníaco personaje de lentes oscuros. “It might get loud” es principalmente, una historia común: la de hombres maravillados por escuchar y crear música desde que eran niños, que con trabajo, determinación, creatividad y una ambición que se corresponde a su talento lograron destacar en un arte, hicieron historia –y la seguirán haciendo- y movieron masas al sonido de sus creaciones. Imperdible.
Esta película fue presentada en la inauguración del festival In-Édit Nescafé 2010, el martes 7 de diciembre en el Teatro Nescafé de las Artes, Santiago de Chile. Lee una completa nota sobre el festival aquí, sobre su primera jornada acá o visita su sitio web oficial.
GALERIA