Johannesburgo es la Detroit del siglo XXI. Mientras en la muy ácida, original y vigente «Robocop» (1987, Paul Verhoeven) la ciudad norteamericana -bañada en crimen y corrupción- no encontraba mayor consuelo que reforzar su escuálida policía sometiéndose a la todopoderosa empresa OmniCorp y su policía-hombre-robot (in)destructible; en la tercera película del sudafricano Neil Blomkamp, luego de «Distrito 9» y «Elysium», Johannesburgo se encuentra en un estado similar: los policías-robots «Scouts» de la empresa Tetravaal son los que recuperarán la seguridad perdida en la ciudad. A cambio de varios millones de dólares, claro.
En ambas empresas, Omnicorp y Tetravaal, detrás de sus eficientes robots-justicieros-urbanos hay dos creadores del programa (un ejecutivo y un maker, respectivamente) muy orgullosos de sus «hijos». Existen, también, dos antagonistas envidiosos del éxito que les arrebataron de las manos para favorecer a este humano-robot o robot-humano, dependiendo del caso. Los villanos son los padres de dos robots igualmente bestiales, gigantes y desproporcionados, tan amorales como ellos mismos (el primero un autómata, el segundo un mecha), y que desean lanzar a las calles cuanto antes, para borrar de la existencia el éxito de sus odiados enemigos.
Mientras ambas películas, híbridos de ciencia ficción y crimen urbano, tienen las similitudes de argumento antes mencionadas, estas acaban ahí, pues sus protagonistas son sustancialmente distintos. En Robocop, el robot despierta a la vida cuando toma conciencia; comienza a recordar y a sentir, rodeado de humanos que le harán la vida muy difícil (e irá tras la venganza de quienes le hicieron daño); mientras que en Chappie, el robot despierta a la vida cuando toma conciencia; comienza a recordar y a sentir, rodeado de humanos que le harán la vida muy difícil (e irá tras la venganza de quienes le hicieron daño).
Es en las interesantes secuencias donde Chappie «crece», pasando por las etapas de niño, adolescente y adulto, donde Blomkap y su co guionista Terri Tatchel (con quien escribió también «Distrito 9» aunque no «Elysium»: saque usted sus conclusiones si vio ambas) se lucen, inyectándole emociones al cada vez más encantador robot. Chappie descubrirá lo difícil que puede ser vivir en la capital sudafricana, conociendo y probándose a sí mismo (y sus límites éticos) a partir de la relación que cultiva con los tres humanos más importantes en su mundo, sus tres padres: los coloridos criminales Ninja y Yo-Landi (los cantantes de Die Antword, Ninja y Yo-Landi, bastante creíbles en sus personajes casi extraterrestres: ellos mismos) y su creador Deon, el ingeniero-ingenuo (Dev Patel).
Yolandi Visser: Yeah, but it’s not so much how you look, it’s special, like what’s inside. That’s what makes you different. See, it’s who you really are… inside, your soul.
Chappie: Chappie’s inside here?
Blomkamp parece fascinado, a lo largo de sus tres largometrajes, no sólo por el género de la ciencia ficción y la detallada incorporación de elementos futuristas en realidades palpables en su país, sino que principalmente por la forma en que sus protagonistas sufren cambios corporales radicales, mientras sus espíritus se iluminan positivamente, podríamos decir, mientras viajan de un estado a otro: el incompetente protagonista de Distrito 9 (Sharlto Copley, el mismo actor que da vida a la voz y movimientos de Chappie) y su accidental-horrorífica metamorfosis a otra especie, el cuerpo enfermo y aumentado a través de la tecnología del héroe de Elysium (interpretado por un calvo Matt Damon) y finalmente Chappie, con su gradual humanización, y un elemento de guión presente en último tercio de la película que no detallaré aquí, para que El siempre vigilante Ejército del Anti-Spoiler no me ejecute públicamente en la plaza más cercana.
Chappie es, para mi gusto, el mejor largometraje que ha hecho Blomkamp (sin llegar, todavía, a hacer gran cine), que ahora se encamina a otra película con cuerpos en radical mutación en la ciencia ficción, la quinta película en la más importante y escalofriante saga de todas ellas: Alien. En este aspecto temático de la mutación, creo que no podría estar mejor elegido el director.