Este regalo es para ustedes, lectores, antes de que se termine el año. Uno que teníamos guardado en nuestros cofres hace largo tiempo.
Hace un año tuve el privilegio de poder conversar largamente con el destacado arquitecto José Cruz Ovalle (Premio Nacional de Arquitectura 2012) sobre cine y arquitectura, desde las características y relaciones posibles entre ambas disciplinas, el manejo del espacio y el tiempo en ellas, hasta el cine del que más disfruta. Antonioni, Fellini y la fuerza del cine de Raúl Ruiz, que se toma una buena parte de la entrevista -por puro placer del entrevistado y el entrevistador- son algunos de los cineastas de los que se conversa en la propia oficina diseñada por el arquitecto, autor de dos espectaculares edificios para la Universidad Adolfo Ibáñez, el Hotel Explora de Torres del Paine, el Pabellón de Chile en Expo Sevilla 1992, entre otras obras en su vasta trayectoria.
La diferencia radical es que en el cine la dimensión fundamental y principal es la del tiempo, en cambio en la arquitectura es la del espacio. Ahora bien, si uno lo piensa así, se da cuenta cuanto el cine ha influido en la arquitectura, porque le ha tendido, equívocamente, a ver el espacio y entenderlo como una secuencia. Pienso bastante en esto que abrió Le Corbusier de la promenade, esto del paseo y como posteriormente esto se ha tendido a ver en un sentido temporal, como si el espacio fuese una secuencia. Por lo tanto ha tendido a entenderse como un tránsito hacia lo culminante. Y en eso el cine es culpable. – José Cruz Ovalle
Esta es la tercera y última parte de la trilogía de videos dedicados a un arquitecto que puso la mirada en el teatro, un cineasta que creció rodeado de arquitectos y este (buen) arquitecto que disfruta del (buen) cine. Filmados por otro arquitecto seducido por el cine (como quien escribe), Pablo Casals-Aguirre, los videos fueron producidos por 35 milímetros, el Festival ArqFilmFest y la productora audiovisual Maldita Comadreja.
El cine es un problema de ritmo del tiempo así como la arquitectura es un problema de ritmo del espacio; de una respiración espacial y el cine de una respiración temporal. – José Cruz Valle
Entrevista
Diez años después, en Santiago, decidí estudiar teatro y cine y comencé a pensar acerca de, la así llamada, construcción dramática. La primera sorpresa fue que todas las películas estadunidenses estaban sujetas a un sistema de credibilidad. En nuestro libro de texto (John Howard Lawson: Cómo escribir un guión) aprendimos que las películas que más amábamos estaban mal hechas. Ése fue el inicio de un continuo debate entre yo y un cierto tipo de cine, teatro y literatura estadunidenses que eran considerados como bien hechos. Lo que particularmente me disgustaba era la ideología subyacente: la teoría del conflicto central. Tenía entonces dieciocho años. Ahora tengo cincuenta y tantos. Mi sorpresa es tan joven ahora, como yo lo era entonces. Nunca he entendido por qué todo argumento debe necesitar como espina dorsal un conflicto central. – Raúl Ruiz, Teoría del Conflicto Central.