Una película al día #194: “Old Dark House” (1932)

El asesino puede ser el mayordomo

[ por: Andrés Daly ]
Charles Laughton

¿Cómo es que no conocía esta película antes?. Placer de inicio a fin es lo que contiene esta película de James Whale (Frankenstein), que le da una refrescante vuelta a las viejas historias de las casas embrujadas, para invitarnos a pasar toda una noche en una a la que le sobran dementes.

Philip (Raymond Massey), Margaret (Gloria Stuart) y Penderel (Melvyn Douglas), el más relajado -e inútil- de los pasajeros en la historia de las panas, están viviendo lo que bien podría ser el viaje más peligroso jamás realizado en una torrencial lluvia nocturna: manejan temerariamente cuesta arriba y cuesta abajo en un cerro imposible, esquivando milagrosamente deslizamientos de tierra, empapados hasta los huesos dentro de un automóvil en el que van, a ciegas en la noche, con las ventanas abiertas. Luego de casi desbarrancarse, finalmente se pierden, mientras tratan inútilmente de leer un mapa que se ha convertido en pulpa. En eso aparece, con rayos y truenos, en medio de la nada, una vieja y oscura casa, que le da el título a esta entretenidísima película de Whale.


Penderel (Melvyn Douglas), Margaret (Gloria Stuart) y Philip (Raymond Massey)
Horace les da la bienvenida.
Buscando refugio, adentro son recibidos por otro trío, aún más demente que ellos: Horace (Ernest Thesiger), dueño de casa muy formal y extrañamente temeroso, Rebecca (Eva Moore), la hermana del anterior, sorda como una tapia, también dueña de casa y con una actitud algo agresiva, y finalmente está Morgan, el silenciosos y bruto mayordomo, interpretado brillantemente por un irreconocible Boris Karloff. Invitados prácticamente a la fuerza en la casa de estos extraños, misteriosos e incómodo trío de freaks, se secan junto a la chimenea y no les queda más que pasar la noche en la casa. ¡No beds! grita rápidamente Rebecca. Ok, sin camas.


Rebecca
Morgan: Boris Karloff, el camaleón.

Gloria Stuart va a cambiarse su ropa por algo más sexy –porque como bien dice De Palma en esta entrevista, es más interesante seguir con la cámara a una mujer bonita en peligro, con un candelabro en la mano caminando por una vieja casa que a un hombre-  y a los pocos minutos, la pobre Margaret ya tiene su primer encuentro psicopático con la dueña de casa, alucina brevemente cuando se enfrenta a un montón de espejos psicodélicos -una escena brillante- y tiene una pequeña batalla con las cortinas al viento.

Una escena memorable: juego de sombras…

Gloria Stuart vs Boris Karloff
Gloria Stuart como Rose, la inolvidable narradora de Titanic, de James Cameron.
Todos se sientan a comer en la mesa en la vieja casa y antes de partir, son acompañados por dos nuevos refugiados del peligroso camino: Sir William Porterhouse (Charles Laughton, al que nunca había visto con pelo sobre su cabeza) y Gladys (la guapísima Lillian Bond). Lo que sigue es una velada rarísima, como todo en esta casa, donde el guión intercala las interacciones entre los diferentes personajes y va creando con ellos nuevas parejas y tríos.


Lillian Bond: I Love You.
Parejas se deshacen y hacen -Gladys y Penderel se miran y quedan flechados, se juran amor y hasta matrimonio, en un tiempo express- y, con astucia, pronto se revela que los anfitriones ocultan un par de cosas -o un par de personas, mejor dicho- en los pisos superiores de la vieja casa. Lo que no ocultan los hermanos a los refugiados es que cuando el mayordomo Morgan se emborrache -como suele pasar- se convertirá en la bestia psicópata que es. Dicho y hecho.
No voy a contarles que sucede hacia el final, pero digamos que estos dos secretos van a interactuar con nuestros refugiados en formas bien interesantes y serán ellos, los invitados, los que acompañaremos en esta noche bizarra, y los que tendrán que hacer todo lo posible para llegar sanos al amanecer.


Me tuvo atrapado de principio a fin.



PD. La siguiente película es otra de James Whale, «El Hombre Invisible», realizada un año después de «Old Dark House», nuevamente con Gloria Stuart.