American Fiction

De todas las nominadas a los pasados premios Oscar, hay una película que fue una de las que menos ruido hizo en las semanas y meses previos. Una que quizás por su temática, su espíritu -y el presupuesto- bastante más independiente que el resto de los nominados o lo «piola» de su actor, pasó muy desapercibida. Merece muchísimo más nuestra atención. American Fiction estuvo a años luz de ser la película «seria» y favorita de todas las premiaciones durante el año que transcurrió, como lo fue Oppenheimer de Christopher Nolan, ni tampoco considerada tan especial y visualmente alucinante como Pobres Criaturas, esa obra tremenda de Yorgos Lanthimos. American Fiction fue, para mi gusto, junto con las demoledoras Anatomía de una Caída y La Zona de Interés, una de las películas que más disfruté y que más me emocionó de todas las nominadas.

En lugar de hacer una película de 200 millones de dólares, hagan 20 películas de 10 millones de dólares o 50 películas de 4 millones de dólares.» – Cord Jefferson, guionista y director de «American Fiction», al recibir el Oscar a Mejor Guión Adaptado.

Una sinopsis brevísima: Thelonious «Monk» Ellison (Jeffrey Wright) es un escritor que no ha publicado un nuevo libro en varios años y se ha sumergido en el mundo académico a tal punto que mira su contexto con un poco de desdén. Con una ácida crítica siempre disponible en sus labios, Monk, junto con el profesor Paul Hunham (Paul Giamatti) de The Holdovers (otra de las nominadas de este año), se ganan el premio a los docentes más desdichados del cine de los últimos tiempos. Desde la universidad donde cada vez es más intolerante a los exabruptos de sus alumnos -el inicio es maravillosamente cómico, especialmente a quién ha hecho clases en la universidad- Thelonious o «Monk» como le dicen sus escasísimos amigos está, año tras año, aislándose de su familia y del resto del mundo. Una rabia se ha acumulado en su interior y su editor (y único amigo, aparentemente) intenta ayudarlo como puede. Cuando complicaciones económicas por la salud de su madre obligan a Monk a salir de su refugio universitario -y otros elementos de la trama dan muchísimo más color y sombras a su vida- surge, por ingenios del guión, una gran idea. Monk decide escribir un libro que pueda vender por toneladas: para ello inventa un pseudónimo y su primer libro con la temática que se espera «de un autor negro», especialmente, en un mundo editorial liderado por hombres y mujeres blancas que celebran los libros que hablan de pandillas afroamericanas, la vida en los barrios y todo eso que el cine también nos muestra repetidamente. Como por ejemplo Boyz n The Hood, que vi hace muy poco.

La hermana de Monk, Lisa (Tracee Ellis Ross) y la madre de ambos Agnes (Leslie Uggams).
Sterling K.Brown como Cliffor Ellison, el hermano de Monk. Una actuación memorable.

La crítica de la película es sabrosísima en el cómo nos va mostrando la manera en que el negocio editorial -y también la industria del cine- elevan a la fama y pagan millones de dólares por obras que perpetúan estas temáticas de violencia y los estereotipos de personajes afroamericanos. Basta con pensar en cuántos personajes hemos visto repitiendo estos patrones en el cine. En la película de Cord Jefferson, ambas industrias son incapaces de darse cuenta que el personaje inventado por Monk, el autor de un libro llamado «Fuck«, es sólo una parodia que Monk ha inventado burlándose de ellos. La bola de nieve de la mentira crecerá y crecerá.

«American Fiction» es de esas películas que la crítica le encanta decir que «es una película muy humana». ¿Por qué? porque rodeando la historia sobre el libro de Monk, la película es lo suficientemente inteligente para contarnos una historia universal desde su contexto familiar y en una posible relación de pareja para Monk con una vecina, todo con diálogos verosímiles. Es humana porque es sensible en su intimidad, en la forma en que nos presenta las relaciones personales que hay entre Monk y sus hermanos y los conflictos que suceden entre ellos. Hermanos representados como personas que a veces parecen no tener absolutamente nada en común más allá de haberse criado en un mismo hogar. Pero como pasa con los hermanos, siempre hay un corazón que los une, al fondo de cualquier diferencia. Es una película bella también porque sabe como escribir y contar el drama de la vida que va pasando -algo que Monk viene recién a darse cuenta- y que toma cuerpo en su hermana y también en la madre del protagonista, que va perdiendo su memoria y al mismo tiempo su espacio. Sí, los años pasan Monk. Finalmente, es una historia también sobre la forma en que las personas confrontamos nuestros demonios internos, nuestras carencias, pedimos ayuda y evitamos repetir la historia, esos errores que nuestros padres cometieron y que a veces nosotros estamos calcando en nuestra propia vida y para peor, sin darnos cuenta. Monk y su familia son una familia como cualquier otra. Y no, no viven entre balaceras de pandillas.

La vida puede ser buena, Monk.

 

AMERICAN FICTION (2023)
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