Demasiada televisión
El segundo largometraje dirigido por John Landis, luego de esa simiesca aventura llamada «Schlock«, se ve favorecido en el área más débil de la película anterior, el guión, gracias al primer escrito de un trío de guionistas, que sólo tres años después saltarían a escribir y dirigir su primer largometraje: «Airplane!», más conocida por estas latitudes como «Y…¿Dónde está el piloto?», un clásico. David Zucker, Jim Abrahams y Jerry Zucker inauguran aquí y no en «Airplane» (1980), «The Naked Gun» (1988) o la serie del torpe policía que la antecedió, «Police Squad» (1982), la estructura de su comedia. Esta escuela de humor -que continúa hasta hoy- es la de un chiste visual rápido, muchas veces con situaciones cómicas ocurriendo en un segundo plano, con algunos diálogos ingeniosos en su texto, referencias/plagios/homenajes a otros formatos (programas de televisión, cine, publicidad, trailers de películas), situaciones absurdas o inverosímiles para la trama (todo vale con tal de hacer reír) y, finalmente, una comedia a la que le da exactamente igual hacerle guiños descarados al espectador. Ah sí, y sexo, mucho sexo.
Kentucky Fried movie (a.k.a «Made in USA») es un compilado de sketches, como los que podemos ver en Saturday Night Live, donde no hay ninguna relación o coherencia entre uno y otro. Es el equivalente a estar haciendo zapping en la televisión, con mayor o menor fortuna de donde se cae. El experimento incluye, como es de esperarse, segmentos más logrados que otros. La película de Landis alcanza momentos cómicos brillantes en algunas secuencias, como aquella donde, en un matinal de televisión, una «experta» en animales habla con soltura de la incapacidad total de un gorila para procrear en cautiverio o satisfacer a las hembra en su jaula, mientras el propio gorila, a su lado, escucha ofendido hasta que explota en rabia, destruyendo medio canal. Otra memorable es donde un narrador, en un pseudo documental-publicitario, le pregunta a una perfecta ama de casa si es que ella sabía que el óxido de zinc está en todas partes; ante su negativa, el narrador se lo demuestra mientras va retirando -en desapariciones mágicas, por motaje- todo aquello que contiene óxido de zinc y que la rodea, desde las repisas de un refrigerador hasta el marcapasos de su marido, con cómicas y desastrosas consecuencias. También, como no mencionar la secuencia en que se nos muestra como funciona un nuevo tipo de experiencia en el cine que promete mayores sensaciones que el 2D o el 3D: en este, un funcionario del propio teatro se coloca detrás de cada espectador que entra a la sala y, provistos de guantes, locaciones, olores, cuchillos (!), agua y otros implementos, hacen realidad aquello que el pobre espectador vea en pantalla.
Las parodias a los géneros cinematográficos abundan: una película blaxploitation donde su protagonista -una doble de Pam Grier- se casa con un judío ortodoxo (?); una película mediocre y bastante graciosa, llena de desnudos gratuitos, llamada «Catholic High School Girls in Trouble», una réplica idiota de «Operación Dragón» de Bruce Lee (que es la secuencia más larga, menos lograda y tediosa de toda la película de Landis) y una película de completa y gozosa aniquilación urbana, a lo «Earthquake» que se llama «That’s Armaggedon» (digno sueño húmedo de Roland Emmerich) la cual promete en su falso trailer destruirlo todo a su paso, incluyendo la oficina de «The Architect»; interpretado por George Lazenby, como un arquitecto que intenta salvar la ciudad y su relación amorosa con una histérica enfermera, al mismo tiempo.
Kentucky Fried Movie daría paso en la carrera de Landis, luego, a una famosa película llamada «Animal House»….sobre ella, el próximo artículo de esta columna.