Se me olvidó que te olvidé
[ por: Andrés Daly ]
Fría noche de otoño y ésta resultó ser una película perfecta para cerrar un largo día. Sin haber visto nada más de su director Wong Kar Wai a la fecha –sí, sí, que deuda la que tengo, ahora bien que lo sé- con excepción de un cortometraje dirigido por él para la increíble serie The Hire, auspiciada por la automotora BMW (realizada entre 2001-2002, y protagonizada entonces por un desconocido Clive Owen) esta película de amores rotos, amores nuevos y pasteles rechazados tiene un encanto.
Un cine de atmósferas, de cuidada estética. Imágenes desenfocadas que entran a cuadro y se definen de a poco, como sus personajes, “My Blueberry Nights” son varias historias sobre el amor y el desamor, pero principalmente es sobre la historia de Elizabeth (Norah Jones ¿qué hace que no actúa más? ¿síndrome Bjork?) un mujer con el corazón hecho pedazos. Recuerdos de un hombre que le producen dolor –esa estapa obsesiva del quiebre- necesita desahogarse y liberarse de él –al que nunca vemos, buena idea- viajar y ¿por qué no? arriesgar más en su vida. Eso, si es que quiere poder regresar en algún momento al inicio, a ese punto post ruptura y arriesgar otra vez su corazón con otro hombre. Quizás con uno que la vio partir y la espera pacientemente en un bar donde la gente deja huellas para otros que no quieren buscarlas…
“My Blueberry Nights” es encantadora, como decía al principio, debido a las reacciones químicas –o gustativas- que nacen no sólo por ese matrimonio cuidado de imagen y sonido de Wong Kar Wai, sino que por la relevancia que tienen los personajes que rodean a Elizabeth, para el proceso de cuestionamiento sobre “el amor”, así en abstracto, que ésta tiene. Buenas caracterizaciones de personajes iluminados tenuemente por las luces de bares, entre sombras, casinos y restaurantes, y que comparten una característica: el amor no correspondido, o el amor de alguien al que no pueden corresponder.
Estos son un policía atormentado (interpretado con cuidado por David Strathaim) que se emborracha para destruirse todas las noches, para olvidar –tal como dicen las canciones y los clichés- a su bella esposa (Rachel Weisz, siempre probando su talento) que dejó de amarlo; Leslie (Natalie Portman) una chica que apuesta todo para ganarle a los hombres que la rodean pero que esconde la única relación que verdaderamente le importa con un hombre mayor y finalmente Jeremy (Jude Law), el dueño de un pub que guarda entre las llaves y recuerdos que se quedan en su local –un cronista urbano, bitácora visual de relaciones que no fueron- algo que perteneció a su última relación.
Todas las noches Jeremy, solitario, se queda tarde en su local y bota a la basura el pastel de Arándanos rechazado durante el día. Ese que nadie quiere en su pub…. excepto Elizabeth.
¿Se puede repetir?.
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