Registrando el vórtice
[ por: Andrés Daly ]
Uno de los libros que he leído más rápido en mi vida, esos que no puedes dejar casi ni para comer -hace un par de minutos cerrabas la cortina para protegerte del sol de la mañana, ahora llevas horas leyendo de noche bajo una lámpara, no tienes idea de que hora de la madruga es y carajo, no te importa- es “Notas a Apocalpsis Now: Diario de una Filmación” de Eleanor Coppola (Emecé, 1979/2002). Doscientas ochenta y seis páginas de un libro, transcripciones del diario de vida de una mujer, escritos para doscientos treinta y ocho días de la horrorosa filmación de una película. Una película que era sobre el infierno de la guerra y el viaje interno/externo a la muerte y la locura de un solo hombre, el Capitán Willard (Martin Sheen), pero que termina siendo una larga lucha contra el caos intelectual, profesional, sentimental y familiar de otro hombre que lo ha escrito y reescrito: Francis Ford Coppola.
Eleanor, su mujer, autora tanto del texto como de éste, su documental compañero, “Hearts of Darkness, A filmmaker’s Apocalypse”, cae en el vórtice. Se la traga Filipinas, Napa, Los Angeles, Pagsanjan, mientras tipea en su máquina de escribir, raya notas, graba a escondidas a su marido –cintas de audio- y está encargada de realizar oficialmente el “making of” de una película que supuestamente sólo tendría dieciséis semanas de rodaje. Eleanor esta filmando a su marido seguro de sí mismo, comandando un ejército de profesionales, luego cabizbajo, desorientado, desesperado y deprimido.
«We had access to too much money, too much equipment, and little by little we went insane” -FFC.
Las leyendas son conocidas. Constatadas abundantemente, cada una de ellas, en un libro indispensable y su documental, sobre este rodaje que se inicia el 1 de marzo de 1976 y finaliza, para tortura de todos los involucrados, el 21 de mayo de 1977, después de tifones, una guerra verdadera en Filipinas que interrumpe la filmación, luchas de poder con un obeso, codicioso y obstinado Marlon Brando, el infarto del protagonista, Martin Sheen, las drogadicción de un secundario, Dennis Hopper, la escalada de presupuesto monumental (de 12 millones a 30,5, financiado por el director y la hipoteca de muchos de sus bienes), los continuos aplazamientos del rodaje y la espantosa re escritura constante de un guión que no tenía final y parecía nunca poder escribirse.
Como lo muestran ambos documentos, Apocalipsis ahora es la guerra de Coppola contra el fracaso y la locura, el general o dictador -el director- que es un niño con demasiados juguetes, el hiperkinético demente que no quiere terminar, que sigue filmando, la cabeza de una empresa millonaria que hace pedazos sus Oscar recibidos por el Padrino, piensa en retirarse a los 39 años si logra salir vivo de esta experiencia, llora amargamente en el hombro de su mujer, y ve como se hunde financiera y profesionalmente, mientras llega a considerar suicidarse. Un matrimonio que se va quebrando –esto queda más patente en el libro que el documental- con los continuos amoríos de Coppola, que a pesar de decir amar a su mujer, la engaña compulsivamente, y se enfrenta a ella mientras sus hijos viven en un país lejanos.
Horrores que se prolongan hasta con la edición del mamut inabarcable, centenas y centenas de metros de celuloide para un montaje de 8, 6, 5 horas, un estreno que se aplaza cinco veces, entre mayo de 1978 y agosto de 1979 y que quedan nuevamente descritos en el texto por sobre el film.
Viendo este documental, con Martin Sheen intoxicado golpeando un espejo, sangrando y llevado hasta el límite de su capacidad física y emocional –poco después sufriría el infarto, copio la escena más abajo- es realmente impresionante. El vórtice de Francis, nacido de la historia adaptada por John Milius de «El Corazon de las Tinieblas», de Joseph Conrad, se los traga a todos.
Una experiencia audiovisual que, colocada junto a “Lost in La Mancha”, ese notable e igualmente angustiante documental sobre la espantosa filmación de una adaptación del Quijote por otro demente, Terry Gilliam -un sueño que ya lleva veinte años sin poder terminar, luego de múltiples desastres, el último de ellos el 2010 cuando pierde, otra vez, su financiamiento- exudan esa pasión, creatividad, energía y límite de la cordura cuando todos los elementos posibles parecen alinearse en contra de una creación. Donde sólo los valientes y tenaces sobreviven.
«My film is not about Vietnam, it is Vietnam».- FFC
Extractos de “Notas a Apocalpsis Now: Diario de una Filmación” de Eleanor Coppola (Emecé, 1979/2002):
Llamadas. Desde noviembre de 1975 a febrero de 1976
Francis se siente muy frustrado. Agarra todos sus Oscar de las estanterías y los lanza por la ventana. Los niños recoge los trozos del patio. Cuatro de los cincos se han roto.
…….
1976. 4 de noviembre, Pagsanjan
Descubrimos que Sofía tiene piojos. Le lavé la cabeza con un champú que huele fortísimo y anoche Francis se sentó en el sofá y se puso a examinarle el pelo con una linterna, buscando los diminutos huevos.
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1977. 20 de febrero, Napa
Ayer Francis estuvo aquí. Me puse triste y feliz a la vez. Hubo momentos en que pude vivir el presente y disfrutar el hecho de estar con él, disfrtar estando entre sus brazo, disfrutar de la luz que le iluminaba el pelo.
…….
Me pongo furiosa conmigo misma cuando me dejo embargar por la sensación de rechazo. Él se sienta culpable y más desgraciado. Me cuenta que el sábado por la noche se desmayó. Lleva toda la semana trabajando día y noche, preparando el montaje. Va de un editor a otro. Me dijo que tiene la sensación de que ver la película acabada lo ayudará a completar y esclarecer algo en su interior y que, hasta entonces, se encuentra en un caos personal. Está sorprendido de lo mucho que ha cambiado. Ya no se reconoce a sí mismo.
Nota: Este documental tiene una breve parodia, llamada “Hot Shots! Part Deux—A Filmmaker’s Apology”, protagonizada por Charlie Sheen. / Recomiendo la versión extendida de Apolypse Now: Redux, estrenada en Cannes del 2001, con 49 gloriosos minutos adicionales al metraje anterior, que pude además disfrutar en cines por única vez.
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