[ por: Jaime Espinoza Jeldres ]
El plano secuencia de la película “Tom Yum Goong” (doblada como «El Protector») es reconocido como uno de los mejor realizados en el género de las artes marciales. Son cuatro intensos minutos en el que Kham (Tony Jaa), nuestro protagonista, se enfrenta a cerca de treinta miembros de una banda de contrabandistas, recorriendo cuatro largos pisos.
La primera conexión de cine y arquitectura que se puede encontrar en este plano secuencia es del tipo perceptual, es decir, aquella que se relaciona con los espacios de significado. Si bien aquí el espacio no pierde su condición de realidad, sí tiene mucho que ver con la emocionalidad del espectador. A diferencia de, por ejemplo la secuencia del laberinto de The Shining que se transforma en un terrorífico escenario nocturno cuando Jack persigue hacha en mano a Danny, este edificio pasa a ser una arena de combate. Y ya sea por la iluminación lograda, por la intensidad de las acciones o por la continuidad del movimiento, todo el plano secuencia tiene una especie de atmósfera que se centra en la intensidad. Hablamos de continuidad del movimiento en referencia a que la cámara es una suerte de espectador, que sigue el trayecto del protagonista y va observando lo que ocurre; sube las escaleras, mira hacia arriba y hacia abajo (tilt up/tilt down) y acompaña a Kham. En el fondo, genera en el espectador esa sensación de estar entremedio de los hechos. No es simplemente una cámara que muestra algo que está pasando, sino que de alguna forma participa de las acciones. Todo este movimiento intenso, que a ratos pareciera interminable, se realiza en un hotel/restaurante cuyos pisos ascienden como un caracol. La forma curva de sus muros y barandillas, los colores, la iluminación e incluso el mobiliario dan cuenta de un espacio algo clandestino, algo oscuro. Hablamos de la emocionalidad del espectador.
El recorrido helicoidal y la escenografía constituyen una conexión constructiva. Aparte de crear esa especie de atmósfera descrita en el párrafo anterior, el set es protagonista en esta secuencia. Kham aprovecha al máximo las posibilidades que le da la arquitectura del edificio (o del set). Escala por las columnas, utiliza elementos para golpear a sus enemigos, los arroja desde los corredores y se esconde sobre el dintel de una puerta (parte que encontré alucinante). El plano secuencia sería tangencialmente distinto si se realizara en un corredor, o en una calle. La importancia de la escenografía y del tipo de edificio que se propone es tremenda. Está muy bien lograda la unión entre set, guión y performance. Cabe considerar que es un plano secuencia, es decir, está filmado en continuidad, sin cortes, con una cámara que en este caso acompaña al protagonista a lo largo de su recorrido por los distintos pisos del edificio.
En resumen, y a modo de conclusión, hemos analizado un plano secuencia de la cinta Tom Yum Goong, reconocido como uno de los mejores en su género. Kham, el protagonista, ingresa a este recinto de atmósfera oscura, una especie de club nocturno, y realiza un recorrido a través de cuatro pisos. Perceptualmente se genera un espacio frío, en el cual el espectador es capaz casi de sentir el olor del lugar. Constructivamente, este recinto es un largo recorrido, de aproximadamente unos 145 metros, en espiral, durante el cual el protagonista encuentra enemigos y obstáculos y aprovecha las bondades del set para derrotarlos.
Jaime Espinoza Jeldres fue alumno del curso Seminario de Modernidad I: Conexiones entre Cine y Arquitectura, en la Facultad de Arquitectura UNIACC, en el primer trimestre del año 2011; un curso dictado por el Arquitecto docente Andrés Daly, editor de este sitio web. El alumno actualmente cursa la carrera de Arquitectura. La publicación de su trabajo -la segunda entrega de ese curso- en este sitio forma parte de la difusión realizada a un conjunto destacado de ensayos, videos y planimetrías realizadas por alumnos durante diferentes semestres, en distintas universidades, sobre esta temática.
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