Hola, soy Johnny Knoxville y esto es…
[ por: Andrés Daly ]
¿De qué estan hechos Johnny Knoxville y sus amigos? ¿Aparte de huesos rotos, músculos contracturados, cicatrices, quemaduras, tatuajes y otras heridas de guerra?. Jackass 3D comprueba que a diez años de la serie de MTV, este grupo de lo que supongo son humanos (no lo tengo muy claro), sigue siendo imperturbable ante un montón de trucos increíblemente peligrosos que le habrían roto el cuello a más de un par de hijos de vecino, asegurándoles un espacio permanente en tu cementerio favorito.
Knoxville y compañía no necesitan nada más que una cámara (ahora en 3D), cojones gigantes y mucha estupidez para enfrentarse a toros, aviones, catapultas gigantes, motos de agua sobre rampas, ventanales, serpientes, abejas, colinas de nieve, explosiones y toneladas de agua y un largo etcétera que es completamente inútil de describir aquí y que es mejor mirar, tratando de mantener la boca cerrada.
Aseguro, gracias al morbo humano y la respuesta automática que ha estas alturas estos “chicos” generan en quienes los seguimos desde hace unos años atrás, un enganche casi inmediato; esto a pesar que hay algunos trucos un tanto sucios que realmente fui incapaz de ver –sí, que madre- apretando el fast forward con un ojo semi cerrado. Pero cuando «Jackass 3D» es más lograda -como divertimento puro- es cuando sigue su fórmula pura: un despliegue cómico de hombres de carne y hueso enfrentados, sin ningún tipo de efecto especial, a la fuerza bruta de la gravedad, la naturaleza, el miedo y el vértigo, como lo hacían, casi un siglo atrás, varios comediantes dentro de una pantalla muda. Sin embargo en esta pantalla a colores ahora hay una risa característica, casi demencial, que parece no conocer al hoy tan manoseado CGI. Es la del señor Knoxville que está esperando que un toro lo haga volar por los aires.
Sí, no hay mucho que pensar: “Esto es Jackass”.
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