Sexo con amor
[ por: Andrés Daly ]
Hace unos días, bastante cansado, tenía ganas de ver algo extremadamente ligero. En la lista de los posibles para esa situación –más bien una carpeta llena de archivos AVI- la pálida actriz Anne Hathaway, de piel muy generosamente expuesta en una comedia romántica-sexual reciente, con un toque de tragedia de salud femenina a lo Love Story, se ubicaba entre las mejores posibilidades.
Aparte del mediano interés que despierta situar la historia dentro de la industria farmaceútica y la explosión económica que le significó la creación de la famosa pastillita azul a través de los ojos de uno de sus vendedores, Jamie (Jake Gyllenhaal); “Amor y otras drogas” (Love and other drugs) quiere enfocarse realmente, o al menos así nos insiste apresuradamente en su segunda mitad, en la realidad de la enfermedad que afronta un personaje para el cual no hay pastilla que la pueda salvar. ¿Puede una relación naciente sobrevivir con este destino escrito en el camino? ¿o es “el mar tan grande” que se puede “buscar otro pescado”?.
Nuestra felizmente desinhibida actriz protagónica Anne Hathaway da vida una vez más al cliché de la artista que nos muestra siempre el cine –vive en un pseudo loft que se cae a pedazos, anda a pie pelado, hace collages, extrovertida, muy liberal- que en su juventud ya tiene sobre su cabeza una sentencia: la enfermedad degenerativa del Parkinson. Jamie, el chico más popular entre las enfermeras y las secretarias de las consultas se cruza con ella, se denuda con ella, se enamora: ¿escapará de una relación seria con la chica que no quiere una relación basada en “la piedad” por el futuro oscuro que le espera?.
Poco más que un boy meets girl, boy loses girl, boy gets girl back que no se uds., pero yo he visto 854.321 veces antes – aunque sin tanta piel de por medio, quizás el único aporte o trangresión- “Amor y otras drogas” es un híbrido entre la historia profesional/sexual del protagonista masculino y la industria para la que trabaja, el cuento de sexo sin y con amor entre Jamie y Maggie y el paso light –veloz, inconsistente- por la realidad de los enfermos con Parkinson.
P.D. Mejor regresar a otros clásicos por descubrir.
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