Ben
[ por: Andrés Daly ]
Ben Affleck era irrelevante. Con tanto producto mediocre durante diez años, cada vez se me hacía más difícil acordarme que este hombre había escrito un guión tan bueno como el de “Good Will Hunting” en 1997, junto a Matt Damon. Pero el 2007, Affleck se coloca detrás de cámaras y sorprende a medio mundo – me incluyo – con una película sencilla aunque atractiva, oscura, como “Gone Baby Gone” (2007).
Affleck detrás y delante de cámaras desintegra esa década plagada de estupideces y roles como para aturdir a cualquiera, en películas como “Armageddon” (1998), “Pearl Harbour” (2001) – dos con Michael Bay, uf- “Daredevil” (2003), “Paycheck” (2003) y “Una relación peligrosa” (¡2003 nuevamente! Tres desgracias en un año sólo podría explicarmelo como la maldición JLO, que lo hizo tomar un personaje cada vez más idiota que el anterior). Bien por Affleck, que se quita este objetivo de ser un leading man superestrella envuelto en luces y dinero fácil, para volver a reiniciar el cerebro que era el que lo había llevado inicialmente al éxito.
Entretenida película de atracos que funciona como un humilde reloj, escrita, dirigida y actuada por el mencionado Affleck. En esta película, éste se pone en la piel de Doug MacRay, el líder intelectual o “arquitecto” de una serie de robos realizados por una banda de ladrones, en el pueblo de Charlestown.
Este robo será el último y me retiro, dice Doug y después de decenas de películas, esa misma frase prende sirenas y luces de emergencia en nuestra cabeza; sabemos que acaba de pronunciar algo imposible y que cuando estás tan dentro y quieres retirarte, nunca es tan fácil como parece. Menos, cuando James Coughlin (Jeremy Renner) es tu mejor amigo –y potencial psicópata- que te presiona para continuar; te enamoras de tu última rehén, Claire Keesey (Rebecca Hall), un irlandés llamado Fergus Colm (Pete Postlewaithe en su penúltima película antes de morir el 2010) te chantajea severamente y tienes al agente del FBI Adam Frawley (Jon Hamm, de Mad Men) esperando que cometas un pequeño error para encerrarte de por vida a tí, a todos tus amigos y hasta tu perro.
“The Town”, “traducida” como “Ciudad de Ladrones” en esta parte del mundo por el grupo de antropoides que quieren asegurarse que no vayas a ser tan estúpido como para no entender de que trata la trama de la película con sólo leer el título, es una película que le debe tanto al cine de Michael Mann y sus fascinantes mundos masculinos de mafia, honor y redención, como a la década perdida en que Ben Affleck se perdió en tontas pretenciones. Por suerte, esta vez apretó el teclado por varias horas y estiró con dignidad la silla de director.
Que nos siga sorprendiendo.
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