[ por: Natalia Cárdenas ]
Fausta (Magaly Solier) padece de «La teta asustada», una enfermedad que se transmite por la leche materna de mujeres maltratadas durante la época del terrorismo en el Perú. Los infectados nacen sin alma, porque del susto se escondió en la tierra, y cargan un terror atávico que les aísla por completo. Pero Fausta esconde algo más; guarda un secreto que no quiere revelar, hasta que la súbita muerte de su madre desencadenará hechos inesperados que transformarán su vida y la de otros. Seleccionada por Perú como candidata al Oscar 2010 en la categoría de película de habla no inglesa. – Sinopsis (FilmAffinity)
La Teta asustada nos muestra una característica muy peculiar que se da en las periferias de lima. A pesar de ser una de las ciudades más desarrollas del Perú, el fenómeno de las invasiones aun se sigue dando. Una de estas invasiones es la del poblado de Manchay, zona de pobreza extrema ubicado en las afueras de la capital. Se ha edificado sobre un extenso arenal, que sufrió la depredación de sus terrenos debido a la extracción indiscriminada de materiales para la construcción, una nueva ciudad. Los pobladores de Manchay son de origen provinciano. Emigraron a la capital durante los años 80 en busca de un futuro mejor para ellos y sus nuevas generaciones. Escapando de de la violencia de los andes en época de terrorismo. La capital termina siendo muy distinta a sus lugares de origen y fuera de su alcance económico. Es por ello, que se vieron en la necesidad de subsistir. Estableciéndose en las periferias de Lima, o los desiertos, sin luz, agua potable, ni alcantarillado. Pese a sus limitaciones materiales, construyeron su pequeña provincia dentro de la capital. La película nos muestra el poblado en su segunda fase, es decir habitada por los pioneros y los hijos de estos nacidos en Lima. Donde todos aprenden a disfrutar de su nueva vida, a través de sus costumbres, a pesar de las miserias.
Las invasiones en el Perú no son un proceso deliberado y tentado a la suerte, todo lo contrario. Cuando se produce una invasión, detrás de ella existe una gran organización previa. Todo se genera a partir de un grupo de personas, las cuales en su mayoría llegaron de provincia a las casa de sus familiares en la capital. Ellos no cuenta con un lugar propio donde vivir y el sueño de la casa propia es una de sus prioridades. Así, con una aspiración en común, un grupo de personas se organiza y en vista de su falta de recursos eligen un lugar donde ellos puedan hacerse propietarios. No se tratan de lugares sin dueños, todo lo contrario, pero son terrenos no lotizados y sin vigilancia permanente. Este es el primer paso, del cual bien seguido la averiguación de todos los datos del terreno que pronto pasara a ser “suyo”. Por otro lado, no se debe olvidar que el derecho de propiedad no es absoluto y que está transformándose en uno solidarista.
La planificación no solo se queda en la averiguación de todos los datos del terreno, también se planea un distribución básica en planta. Se trata de lotización por familia, con una vivienda al medio con medidas básicas, rodeada de un área de expansión igual para todos. Es así como el día de la invasión llega y con esteras, cañas y bolsas plásticas se inicia la construcción de un sueño, de un nuevo lugar. Este tipo arquitectónico de vivienda, aunque básica, es el inicio de casa propia que todos los invasores esperaban. Ya cuentan con un terreno, con un techo y aunque sin comodidades, la misión está cumplida. Así, una familia de 6 a 10 personas se cobija en su nuevo hogar. Si se tendría que hablar de un tipo de arquitectura peruana, podríamos referirnos a esta con mucho por decir. Las cuatro cañas, las esteras que constituyen las paredes y la bolsa plástica, que con un rollo de estera más, ayuda a la impermeabilización del techo; Se envuelve todo una idea de ahorro, de modulo expandible y en lo posible permeable a los factores del clima. Es un domicilio en proceso de construcción, en sí, el modulo logra reflejar al peruano, luchador, básico y con una esperanza de progreso.
La expansión de estas invasiones es inevitable. Pronto logran convertirse en poblados, luego en distritos y llegan a ser con es el caso de San Juan de Lurigancho, el distrito mas grande del Perú. Ahora las módulos, en su mayoría, ya no tiene una área alrededor de ellos, lo compartieron con un familiar. Así, poco a poco los módulos se van apoyando uno al lado de otro, pareciéndose a las construcciones de la ciudad, cada vez más. Los ingresos de las familias aumentan y este modulo se transforma de esteras a ladrillos y en los mejores de los casos de un piso a dos. Con los años las invasiones ya están divididas en zonas y con calles, aunque sin asfaltar, principales y secundarias. Ya es un poblado y la necesidad de agua, luz y alcantarillado se vuelve una necesidad. La cual es más que básica y un derecho a reclamar a las autoridades por su “olvido”. La planificación de abastecer a estos nuevos poblados de todos los servicios básicos, resulta un trabajo difícil y costoso para cualquier gobierno en curso. Por lo cual duran años y el desarrollo del nuevo distrito es lento.
Nunca hubo planificación previa. ¿Se podría decir que nadie esperaba que pasara?. Pues responder esto sería gran engaño, ya que viene sucediendo desde hace siglos. Por no afirmar que los españoles al conquistar “invadieron”. Pero volviendo al presente, el desarrollo de la capital en el Perú está por encima de cualquiera de sus otras ciudades. La centralización es un tema aun no resuelto y el deseo de ser parte de este desarrollo no escapa de los sueños de nadie. En la actualidad no se ha podido hacer mucho para detener el proceso de las invasiones. A pesar de las múltiples medidas tomadas por los gobernantes y sus decretos de ley, la necesidad de un lugar para vivir aun es más grande. Se puede terminar refiriéndose a las invasiones como un nacimiento desorganizado de una nueva zona de vivienda, sin previo regula miento urbanístico. Y todo esto se complica cuando la densidad poblacional sobre pasa los limites. Debería planearse el desarrollo de futuras invasiones urbanas, para así poder ser bien llevadas a cabo desde sus inicios. Al fin y al cabo, los nuevos grandes poblados surgen desde aquí. Es inevitable pensar que en países subdesarrollados deja de suceder. Y no se puede negar que detrás de este gran desorden, del cual ahora se busca orden, existe un sentimiento de progreso. Una búsqueda de una nueva identidad, de un nuevo hogar y de igualdad.
Natalia Cárdenas Valverde es alumna del curso optativo Cine+Arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Andrés Bello, en el primer semestre del año 2010. Actualmente cursa la carrera de Arquitectura. La publicación de su ensayo en este sitio -siendo esta una de cuatro tareas dentro del curso- forma parte de la difusión realizada a un conjunto destacado de ensayos realizados por los alumnos durante diferentes semestres.
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