[ por: Matías Echeverría ]
Alien: el octavo pasajero (1979, Ridley Scott) sigue la historia de la tripulación de la “Nostromo”, un carguero espacial comercial cuya misión es interrumpida por una señal de auxilio. Al investigar dicha señal, los tripulantes aterrizan en un abandonado planeta en el cual encuentran un organismo desconocido. Al traerlo a bordo para salvar la vida de uno de sus compañeros, se dan cuenta de que se trata de una criatura hostil que va eliminando a los astronautas uno por uno.
Llegado un cierto punto, se nos hace saber que las cosas no son lo que aparentan y que existe un complot por parte de los empleadores de la tripulación para adueñarse del extraterrestre.
La película mezcla ciencia ficción y horror. Para que esta mezcla de géneros sea efectiva, la escenografía utilizada en este largometraje juega un importante rol al contribuir con el involucramiento emocional del espectador, siendo un poco más específico, al inducir las sensaciones de miedo y claustrofobia que esta película ofrece.
El análisis presentado en este ensayo se enfoca en otorgar una mirada descriptiva al espacio en donde se desenvuelve la acción en la película, para luego finalizar en una apreciación personal de porque un espacio de tales características se vuelve esencial en un largometraje como Alien.
En primer lugar, y bajo una mirada superficial, podemos encontrar el marcado contraste entre áreas de alta y baja luminosidad, además del también notorio contraste monocromático entre blancos y negros que se repite a lo largo de la película, y cuya única variable, como se dijo anteriormente tiene que ver con el cambio de luminosidad.
En segundo lugar, y enfocándose un poco más en el aspecto arquitectónico del espacio, existe dentro de la película una cierta dificultad, y me atrevería a decir que llega incluso a la imposibilidad, del poder determinar correctamente la continuidad de los recintos ya sea en la nave “Nostromo”, en el planeta abandonado, o en la nave alienígena varada. No hay manera de determinar con certeza las dimensiones ni la disposición del espacio. A lo largo de la película, se presentan una variedad de recintos relacionados con lo que uno esperaría hallar en una nave estelar, tales como un puente de mando o el comedor de la tripulación, pero no existe conexión espacial. Si bien es cierto de que se podría argumentar de que en otras películas ocurre la misma situación, por ejemplo cualquier película que transcurre en un hotel u otro edificio, en Alien la vaguedad de los espacios llega a tal punto de que no es posible de distinguir la conexión inmediata entre un pasillo y el área anexa al que este conduce. Es muy posible de que la escenografía real utilizada en la película tenga una lógica espacial coherente entre sus recintos, pero es también probable que esta vaguedad de los espacios sea producida a través de un elaborado manejo de cámaras con el propósito de exacerbar la ambigüedad y acentuar la sensación de ansiedad e inseguridad en el espectador, de hacer parecer a esta nave espacial, como un lugar amenazador.
Dentro de la temática tocada en el párrafo anterior, se podría destacar también la gran cantidad de tomas que se realizan en pasillos de la nave, en oposición a tomas realizadas en áreas definidas.
La homogeneidad se vuelve otro tema en términos de ambientación y de diseño. Si bien existe una cierta diferencia en términos de contrastar áreas de apariencia mecánica con áreas de apariencia orgánica, estas últimas utilizadas a lo largo de la saga de alien para advertir sobre la presencia de sus habitantes alienígenas, dentro de esta película en particular, y en mi opinión, más marcadamente que en el resto de las películas de la tetralogía, lo orgánico y lo mecánico se homogeinizan a través de la paleta de colores y el uso de la luz.
Una tercera característica relevante que adquiere la forma de mostrar el espacio de esta película, guarda relación con los marcados contrastes existentes entre los espacios cerrados, acotados y casi asfixiantes de interiores, en comparación con tomas monumentales de exteriores. Pongo como ejemplo los minutos iniciales de la película, en donde se nos entrega una visión del acotado interior de la nave, para ser seguido inmediatamente por una toma del espacio exterior pasando por encima de la masiva estructura de la “Nostromo”.
Lo anterior se repite numerosas veces a lo largo de la película. Tenemos el interior de la Nostromo y luego el exterior del planeta alienígena. Tenemos los pasillos de la nave alienígena y después el cuarto del cuerpo del piloto alienígena, en donde se nos muestra este gran espacio, con esta imponente figura al centro, acompañado por los astronautas quienes proporcionan un sentido de escala humana a las dimensiones del cuadro.
Como última observación, está el tema de la aproximación a los personajes y a su vez a la acción propia de la película. Generalmente siempre se hace un esfuerzo por definir el espacio en una toma, y los personajes siempre son presentados de a poco, ya sea a través de sus voces en lo lejano, mientras que la cámara registra el espacio circundante o algún plano detalle.
La intención del espacio en la película es acentuar y acrecentar la sensación de miedo y de amenaza en el espectador por medio del mismo diseño de este y a partir de deformaciones o alteraciones que la cámara produce bajo el pretexto de incitar la inmersibilidad.
Si bien sobre este mismo espacio caen otro tipo de discursos, generalmente relacionados con el subtexto presente en la trama, de cómo a las personas, o a los astronautas se les asocia con lo aséptico, lo mecánico y electrónico e inorgánico, y cómo a la criatura se le caracteriza nuevamente a través del mismo espacio escénico de una manera totalmente inversa de cómo se presenta a los humanos acentuando su condición de animal, creo que la principal labor de este espacio escénico de determinadas características es la de proporcionar ciertas claves que permiten entender las relaciones entre personajes y la criatura, particularmente en la mitad de la película en donde la tripulación tiene que buscar al alien en entornos cada vez más cerrados.
Matías Echeverría es alumno del curso optativo Cine+Arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Andrés Bello, en el primer semestre del año 2010. Actualmente cursa la carrera de Arquitectura. La publicación de su ensayo en este sitio -siendo esta una de cuatro tareas dentro del curso- forma parte de la difusión realizada a un conjunto destacado de ensayos realizados por los alumnos durante diferentes semestres.
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