El Viaje de Abril

[ por: Carolina Cartagena ]

No sólo de Festivales de la Canción sabe Viña del Mar. A mediados de noviembre, la ciudad da paso a su Festival de Cine. En esta oportunidad son varios los estrenos, entre ellos destaca el Viaje de Emilio, producción ganadora del Fondo de Fomento Audiovisual para obras regionales. La cinta narra la historia de dos hombres, distintos a priori, cuyo encuentro cambia sus vidas para siempre.

El cine se presta para todo. Ahora último y, con la ayuda de la tecnología, se puede hacer un largometraje hasta con el celular. En este caso, la herramienta da lo mismo. Sin embargo, el cómo sigue siendo fundamental; de qué manera el director cuenta la historia y cómo los actores son capaces de apropiarse los de los personajes. El lenguaje y la propuesta estética es otro tema. Si no gusta, no hay nada que hacerle. El viaje de Emilio se prepara para agradar. Esta producción nacional relata, a través de las líneas de la carretera, el encuentro entre Claudio, un joven de 28 años, y Emilio, un músico ciego de 75 años. En el camino se genera un diálogo que revela  las motivaciones y frustraciones de los personajes. Dicha interacción provoca en ellos cambios vitales e indelebles.

El filme de la joven realizadora chilena Abril Trejo, es un invite a la contemplación. La falta de pretensión de El Viaje de Emilio, resulta ser atrayente en términos visuales. Además, la simpleza del movimiento no hace más que beneficiar el desarrollo de los personajes y en sus escenarios reposa la retina cansada de tanto asfalto. El resultado es un producto redondo que recuerda, una vez más, la efectividad de “el viaje” como recurso cinematográfico. Hablamos con su directora, Abril Trejo, acerca de su primer trabajo.

La película fue grabada en la quinta región, puntualmente en el pueblo La Canela (Puchuncaví) ¿Por qué esta locación?

Buscábamos alejarnos de la ciudad, que la atmósfera fuera tranquila. Queríamos que nuestros personajes estuvieran en contacto con la naturaleza. A pesar de todos los conflictos internos de cada uno, estaban rodeados de belleza y paz. Poco a poco, comienzan a sentirse en contacto con su entorno y a relacionarse de manera más humana entre ellos. La quinta región tiene parajes muy bellos y diversos, no sólo grabamos en Puchuncaví también en Concón, Valparaíso y Limache.

La directora Abril Trejo y el actor Ernesto Malbrán

Creo que tiene que ver con nuestra misma búsqueda como jóvenes, hace dos años cuando comenzamos a gestar las primeras ideas sentíamos una gran inquietud por contar una historia relacionada al aprendizaje y a la sabiduría que uno busca a veces en la gente con más experiencia. De esta forma, se aprende mucho. El viaje es el símbolo de la vida, nosotros decidimos tomar un pequeño extracto de una situación de vida, más bien extrema, que produce que hasta los elementos más simples se conviertan en trascendentales para los personajes.

El relato de la cinta está muy ligado al “contemplar”. ¿A qué responde la elección de este lenguaje?

El “contemplar” es lo más maravilloso que uno aprende del cine, después te vas sorprendiendo por todo lo que puedes apreciar a través de los sentidos que, a veces, llevamos dormidos entre tanta espectacularidad que ofrecen los medios de comunicación. Es una opción que tiene que ver con el relato netamente. En  nuestro caso, con el cambio que existe en el personaje más joven, Claudio, una nueva mirada ante la vida, la cual surge después de su experiencia junto a Emilio.

El personaje de Emilio, afinador de piano ciego, existe. Es un hombre mayor que vive en Santiago y que ayudó a Ernesto Malbrán a construir, en base al movimiento físico, su personaje. Claudio sin duda representa a una realidad latinoamericana relacionada a la sobrevivencia, al trabajador esclavizado por sus deudas, al hombre que no puede dormir tranquilo pensando en el dinero que debe conseguir, etc. Esto hace que se aleje de sus emociones, que no encuentre su plenitud, que viva en la frustración. En definitiva, ambos personajes se basan en la realidad, como toda ficción.

El guión fue hecho por dos mujeres y la historia está protagonizada por dos hombres. ¿Hay alguna relación entre una cosa y la otra?

Desde un principio y hasta el final, hubo muchos hombres involucrados en la organización de la historia. Creo que en un principio lo más difícil es crear, a partir de tus propias experiencias, ese algo que espero poder superar con el tiempo. Pero a pesar de ello, creemos que la historia tiene una universalidad que se aleja de estereotipos relacionados al género, ya sea femenino o masculino. Esperamos que puedan sentirse identificados con nuestros personajes tanto hombres como mujeres. Además, los personajes secundarios femeninos otorgan un equilibrio necesario a la historia.

¿Hubo algún cambio sustancial a lo largo de rodaje? ¿Cuáles y por qué?

Bastantes cambios. El desarrollo de la historia se fue dando a medida fuimos avanzando en los rodajes, un poco similar a lo que ocurre en el documental. En una primera instancia por la falta de experiencia. Luego, una vez ganado el Fondo de Fomento Audiovisual, pudimos reformular lo que habíamos hecho y modificar las cosas que no nos gustaban… esto se fue dando hasta el final. En el montaje ocurrió una tercera instancia, donde aprovechamos al máximo el material que teníamos. Fue un proceso largo pero muy enriquecedor.

¿Qué fue lo más difícil de llevar a cabo este proyecto?

Lo más difícil de hacer una película es manejar el lenguaje cinematográfico en pro de un relato. Para mí, el cine es contar historias, es lo más difícil de aprender y te lo debe dar el oficio.  Lo más apasionante es pensar en un espectador que logre involucrarse en lo que le ofrece la imagen y el sonido, que se identifique de tal forma que se produzcan emociones en él.

Acerca del resultado final, ¿estás conforme?

Estoy conforme con todo el trabajo realizado, me sorprendió mucho ver como diferentes personas se iban involucrando. A medida pasa el tiempo, hay gente que se va sumando y otras que ya no pueden seguir más. He hecho algunos nuevos amigos después de esta película, además de los maestros de quienes he podido aprender… Ernesto Malbrán (protagonista), Héctor Tokman (productor ejecutivo), y muchos otros que nos ayudaron durante el proceso. Ahora espero que las personas que vean la película, puedan generar sus propias conclusiones acerca de ella.

En Chile, se ha hecho costumbre comenzar la difusión mediante el circuito internacional. Ustedes hacen estreno en festivales locales, luego capitalinos y después hacia el exterior. ¿Es esto algo aleatorio?

Películas de mayor presupuesto pueden iniciar su difusión en el extranjero. Hay muchos festivales que limitan la participación de las películas a la proyección en 35 milímetros y excluyen al cine digital. También hay otros festivales que abren sus puertas al cine independiente, y esta es realmente la línea que hemos tenido que seguir, de manera paralela a los festivales nacionales y muestras de cine. Lo importante es que la película se vea en la mayor cantidad de espacios posibles.

¿Con qué se va a encontrar el espectador cuando vaya a ver El Viaje de Emilio?

Con una película latinoamericana que tiene una búsqueda interior propia y que espera hacer partícipe al espectador en una historia sencilla y humana.

Ésta es tu primera cinta, ¿hay algún proyecto que se esté armando? ¿De qué se trata?

La ficción por ahora es un tema pendiente. Hace algún tiempo he descubierto el género documental como una herramienta poética muy bella y compleja  a la vez. Por ahora realizamos los rodajes de un documental-musical, Sonidos de una Joya, relacionados a la música más característica de Valparaíso: el tango, el bolero y el vals peruano. Su enfoque está dado a través de quienes escuchan y viven estos ritmos, desde diferentes miradas. Se estrenará en marzo del próximo año.

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