Esta no es una historia de amor
[ por: Andrés Daly ]
Al fin. Después de quizás cientos de películas románticas, una que por fin se decida a criticar, de manera inteligente y desde dentro, la misma influencia -que hasta podríamos tildar de negativa, según este film- de este género. Esa ligera deformación sentimental que podría producirnos –cine, vaya medio poderoso- desde que estamos frente a una pantalla desde muy pequeños, como le ocurre a su idealista protagonista Tom Hansen (Joseph Gordon-Levitt, El Origen).
Como nos cuenta un muy observador y a veces sarcástico viejo narrador, Tom ha visto demasiadas películas y cree que nunca será feliz hasta que conozca a “the one”. Cree en el amor verdadero y fulminante, tal como Hollywood se lo ha enseñado múltiples veces; y que además, ha interpretado equivocadamente, en películas como “El Graduado” (1964, Mike Nichols) a la que lo vemos observando atentamente muy joven. Para el día que conoce a Summer Finn (Zooey Deschanel, The Go-Getter) esta seguro que por fin la encontró. Sí, a “ella”.
Summer, por otro lado, como es presentada en la introducción también durante su infancia, no cree ni el amor verdadero, como tampoco en Santa Claus, y se maravilla con la facilidad con que ama a su largo pelo negro y también, lo rápido con que puede cortarlo y no sentir, ni recordar, su pérdida. El pelo crece nuevamente.
AUTHOR’S NOTE:
The following is a work of fiction. Any resemblance to any persons living or dead is purely coincidental.
Especially you Jenny Beckman.
Bitch.
Así, con esta demoledora presentación de las dos piezas principales de la historia por este viejo narrador; la acompaña un astuto montaje en split screen en los créditos de inicio que separa claramente a Tom y Summer desde su infancia, así como separadas son sus diferentes percepciones del amor, en esta comedia-romántica de humor un tanto negro. Corona esta introducción un título que coloca a l0s guionistas Scott Neustadter y Michael H.Weber adentro del juego (“Especially you Jenny Beckham…”), y que sirve también de advertencia para el esperado encuentro entre las dos partes, de lo que sabemos de antemano, es una historia de amor con fecha límite.
La estructura es simple. La infinitamente reutilizada historia boy meets girl (seguida de boy loses girl y boy gets girl at the end), que hemos visto tantas veces si cambiamos personajes, locaciones y también directores, tanto grandes (John Hugues, Frank Capra) como pequeños (Cameron Crowe, Nora Ephron), pero aquí está desordenada. Se eligen algunos días y momentos dentro de los quinientos días de Tom en su relación con Summer, anticipando las escenas con los títulos del número de día representado – estos pequeños fragmentos construyen también historia en las imaginarias elipsis, cada espectador ponga lo suyo- tenemos así el día 1: el encuentro, día 30, día 150, etc.
Haz click aquí para ver la escena musical en Youtube.
Tom
I love her smile. I love her hair. I love her knees. I love how she licks her lips before she talks. I love her heart-shaped birthmark on her neck. I love it when she sleeps.
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Tom
I hate her crooked teeth. I hate her 1960s haircut. I hate her knobby knees. I hate her cockroach-shaped splotch on her neck. I hate the way she smacks her lips before she talks. I hate the way she sounds when she laughs.
Tom, a todo esto, es un Arquitecto que trabaja (otro más en la larga lista para La Imagen Supuesta), por extrañas e incongruentes razones, en una empresa tipo Village, una empresa que diseña esos bobos papeles de buena voluntad: las tarjetas de saludos. Summer, es la chica del (cubiculo del) lado, bella y nueva contratada en la empresa. Lo que sigue, después del encuentro, son los altos y bajos de la relación hasta llegar al anticipado final, que es también el inicio del film, pues es, como Love Story (1970), una historia en racconto. Mención aparte merece la participación secundaria de la pequeña actriz Chloe Moretz (Kick-Ass) como la hermana del deprimido Tom, al que le dice, entre otras cosas: Stop being such a pussy!.
Hacia el final, ya habremos pasado tanto por un idílico musical (con pájaro de dibujos animados incluído); un ensayo de familia dentro en un departamento falso (piloto) dentro de una multitienda, veremos como un sombrío y depresivo mimo cachetea al protagonista (haga lo contrario aquí, querido lector. ¡Malditos mimos!) cuando Tom cae inesperadamente dentro de una película Godardiana, depresivas referencias a Persona (1966) y El Séptimo Sello (1957), ambas de Ingmar Bergman, y una variedad de otras situaciones que evitaré aquí y que reflejan, además de ser un gran comentario al cine dentro del cine, en fragmentos, la relación de Tom y Summer.
Inteligente y honesta obra del director Marc Webb, que se había dedicado a los videos musicales previamente (gran semillero aquel, ahí tenemos a Michel Gondry, David Fincher y Spike Jonze para argumentar a favor) y que acá demuestra como pueden contrastar, como en la fascinante escena –también- en split screen en una fiesta, las expectivas y la realidad. Una colisión permanente. Porque los Happy Endings sólo existen en el cine… ¿o no?.
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