[ por: Andrés Daly ]
John “El Duque” Wayne es el prototipo del héroe solitario, del hombre directo, rudo, fuerte (pero sensible), valiente; despreocupado de sí mismo, de la dureza de sus palabras y acciones (que siempre están enfocadas al bien general) durante la totalidad de su carrera. Esta película de Allan Dwan (Brewster’s Millions, 1945) no va a ser la excepción.
El Sargento John M.Stryker (John Wayne) no está dispuesto a perder el tiempo o ablandarse ante un grupo de novatos al que tiene que entrenar para sobrevivir en el escenario del Pacífico, en la Segunda Guerra Mundial. Abandonado por su mujer, alcóholico y malas pulgas, se convierte en el severo padre subrogante de este grupo de soldados; algunos de los cuales lo odian con todo su ser, con asociaciones paternales de por medio, mientras otros lo siguen ciegamente.
La película sigue los códigos clásicos del cine bélico de la época producido en Hollywood –recordemos también que la guerra acababa de terminar hace apenas cuatro años, esta película esta producida tratando hechos muy, muy recientes- donde es más importante realizar rápidamente un retrato ostentoso del heroísmo norteamericano para los civiles, a través de la selección de personajes estereotípicos dentro del pelotón –algo que vi hace poco también en “Aventuras en Birmania!”- que pretender hacer un sensible, histórico y realista cuadro de la guerra.
Interesante por el excelente trabajo de Wayne, al que se le agradecen enormemente las imperfecciones del carácter de su personaje ya delineados en el guión, como sus vicios, pero que termina aburriendo ocasionalmente cuando predica excesivamente sobre las virtudes y el camino del verdadero soldado.
Nota: para una visión más contemporánea, recomiendo “Cartas de Iwo Jima” (2008) de Clint Eastwood, la película #10 de «Una película al día».