Una película al día #58: “Eclipse” (2010)

[ por: Andrés Daly ]

Bella Swan no es una joven muy carismática. Realmente, no tiene un solo amigo. Aunque se nos presenta como una adolescente inteligente, moderna, decidida, fuerte e independiente, ante sus padres separados o sus dos conquistas amorosas, quien haya tenido el infortunio, como yo, de verla desde «Crespúsculo» (Twilight, 2008) y «Luna Nueva» (New Moon, 2009), ya se habrá dado cuenta que Bella Swan (Kristen Stewart) es todo lo contrario.

Vulnerable, casi permanentemente seria, altamente depresiva -en la película anterior intentó suicidarse más de una vez para «ver» a su ex-novio- constantemente incómoda consigo misma y con el resto, totalmente dependiente de los demás, en especial de los dos hombres que -indecisamente- dice amar casi por igual, Bella no parece ser, en papel, un rol femenino muy deseable.  Embarcada en una relación contemporánea (aunque virgen) con un joven (pero viejo) vampiro (que no toma sangre) llamado Edward Cullen (Robert Pattinson), la relación está llena de condiciones: Edward no quiere tener sexo con ella, a menos que se casen (!), Bella sí quiere tener sexo pero no quiere casarse, a menos que él la «convierta» primero -curiosamente, justo después de su graduación- y Edward no quiere convertirla en vampiro, porque bueno, no quiere que sea como él; un muerto en vida, un ser sin alma, siempre igual, que nunca cambiará. A los dos amantes los une el mismo y simple objetivo: a Edward y a Bella no parece interesarles absolutamente nada más, en la vida, que estar juntos. Sin objetivos o sueños personales -al menos expresados en el film, no quiero ni aventurarme con las novelas de Stephanie Meyer en las que se basan, Dios me libre- viven, solamente, para estar con el otro. Eso es suficiente.

Primero, casados.

Bella y Edward…

…Bella y Jacob

«Jo Rowling [Harry Potter] is a terrific writer and Stephenie Meyer can’t write worth a darn. She’s not very good.» – Stephen King, en USA Today.

Pero hay mas condiciones: los Volturi (Dakota Fanning, entre ellos, como Jane), un clan de vampiros que regulan al resto del mundo (desde Italia, algo así como el Vaticano de los vampiros) y que disfrutan de hablar y moverse siempre de forma lentamente ceremonial, han pedido que Edward convierta a Bella o ella será asesinada prontamente. Así, la vida transcurre en el pueblito de Forks, Alaska; siempre cubierto de niebla, rodeado de bosques hasta donde alcanza la vista y además con una fauna local particular: hombres lobo de ascendencia indígena norteamericana. Jacob Black (Taylor Lautner), uno de ellos, además de pasearse por la vida permanentemente sin polera, disfruta de las motos, estar con Bella (pero solo por estar, como Edward) y odiar a los vampiros. Se me olvida, a todo esto, hay que sumar la breve historia de este film: un ejército de vampiros novatos se acerca a Forks para asesinar a Bella. ¿La razón detrás de todo esto?, una colorina vampira llamada Victoria, que  busca venganza (Bryce Dallas Howard, lamentable): por la muerte de su psicopático novio en manos de Edward.

Ashley Greene tiene mi total atención

Dirigida por el antes interesante David Slade (el mismo detrás de «Hard Candy» y la brutal «30 días de noche») está hoy sumido en el más aburrido convencionalismo, filmando diálogos que mantienen, no se si por incompetencia o por propuesta, esa afición por lo francamente ridículo y un poco cursi que ya se asomaba en las películas anteriores.

Edward Cullen

Isabella Swan, I promise to love you every moment of forever.

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Jacob Black

[to Edward] I’m hotter than you.

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Bella Swan [about her kissing Jacob]

You saw?

Edward Cullen

No. But Jacob’s thoughts are pretty loud.

Bella Swan

I don’t know what happened.

Edward Cullen

You love him.

Bella Swan

I love you more.

Edward Cullen

I know.

Producto dirigido a una audiencia femenina, pero que coloca, de forma algo preocupante y machista, a su protagonista como una mujer incapaz de tomar decisiones, relegada a observar, una y otra vez, las batallas de hombres lobos y vampiros, por ella, quizás como una excusa.

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