Una película al día #29: “De repente en el verano” (1959)

Hipnótica

Es la palabra que mejor resume esta película dirigida por Joseph L. Mankiewicz (“All about Eve”, 1950), y protagonizada por dos mounstros cinematográficos: Katherine Hepburn y Elizabeth Taylor, en franca batalla actoral (ambas fueron nominadas en los Globos de Oro y Oscar de 1960 en la misma categoría de actriz principal) junto a un Montgomery Clift excelente, aunque en evidente segundo plano. Manteniendo una atmósfera de trance durante todo el metraje, Mankiewicz nos transporta desde el hospital psiquiátrico donde parte la historia, cruza un jardín prácticamente jurásico y nos deja caer sobre una perturbadora playa en España, donde ocurre una desgracia veraniega. La traumada Catherine Holly (Elizabeth Taylor) no puede recordar bien qué fue lo que ocurrió, la “peculiar” Sra. Violet Venable (Katherine Hepburn) quiere hacer desaparecer por completo este incidente (mejor dicho, lobotomizar, aprovechando para ello sus influencias monetarias en un hospital) y así cuidar la memoria de su “artístico” hijo Sebastian, misteriosamente desaparecido, el año anterior mientras vacacionaba.

“Oh, Sebastian, what a lovely summer it’s been. Just the two of us. Sebastian and Violet. Violet and Sebastian. Just the way it’s always going to be. Oh, we are lucky, my darling, to have one another and need no one else ever. Mrs. Venable

El Dr. Cukrowicz (Montgomery Clift), dividido entre ambas mujeres, buscará descubrir que fue lo que ocurrió un año atrás, convirtiendo finalmente este trance cinematográfico, en uno real para el personaje de Catherine. Y aquí, la dirección de Mankiewicz no decepciona, al presentar una episodio tan bizarro como perturbador.

“But what a blessing Dr. to be just peaceful. To be just suddenly peaceful. After all that horror. After those nightmares. Just to be able to lift up their eyes to a sky not black with savage devouring birds.” – Mrs. Venable

Personajes de antología, fascinantes diálogos – del texto adaptado de la obra de Tennessee Williams – los mejores de ellos en boca de Hepburn; una secuencia final muy espeluznante con Taylor en trance, son algunos de los elementos en «De repente en el verano» que, lamentable y felizmente, aún no puedo borrar de mi mente.