[ por: Andrés Daly ]
Mucho más que un liviano musical hollywoodense realizado dentro de las décadas doradas de los estudios, «Cantando bajo la lluvia«, la segunda colaboración de Gene Kelly con su co-director y amigo Stanley Donen -justo después de «Un americano en Paris» (1951) – es puro metalenguaje cinematográfico. Instantáneo y justificado clásico del cine; esto es excelente celuloide capaz de mirar el propio ombligo de quien lo factura, con comicidad y elegancia.
Que no se confunda con el abusado género paródico, ese particularmente odiable – hoy en día al menos – que nació sano y feliz en los años 80’s, riéndose de otros géneros; como «Airplane!» (del género de desastres, como «Terremoto» y «Aeropuerto«) y «The Naked Gun» del cine policial de la década anterior, ambos realizados por el entonces inspirado trío Zucker/Abrahams/Zucker, y doblados pésimamente por estos lados como «Y..donde esta el piloto?» y «Y….donde esta el policía?» respectivamente. No, este género lamentablemente creció deforme en su adolescencia durante los 90’s («Scary Movie» y sus miles de secuelas), para entrar a su tercera y mas infame década después del nuevo milenio, con subproductos tan vacíos y horrorosos como «Not another teen movie«, «Epic Movie«, «Disaster Movie» y «Meet the Spartans«, películas que ya ni siquiera parodian géneros a través de historias originales, o deforman escenas de las películas burladas, sino que ya sólo se limitan a ¡replicar escenas de los trailers de las películas escogidas!. El torpe espectador embrutecido ya ni siquiera tiene quer ver los filmes plagiados, esta todo completamente digerido para él. En fin, películas que sólo veré en caso que me sometan al tratamiento Ludovico.
A través del género de la comedia musical, la película es un verdadero recorrido por la historia del cine, desde los origenes en el teatro de variedades hasta el cine mudo, siguiendo con un encuentro muy divertido con el inicio del cine sonoro y los primeros «talkies», una revisión de los géneros del cine (western, acción, aventuras, épico, comedia, dramas), el making of y difusión de las películas, alfombra roja incluída; inclusión de los personajes que habitan los estudios de cine (directores, tramoyas, actores, ejecutivos, cámaras, dobles de acción, etc), y por supuesto la periferia mediática: las revistas del corazón, la televisión, la radio, los fans y todo aquello que respira cine.
Ejemplos de lo anterior sobran; hay escenas tan notables como aquella en que Don Lockwood (Gene Kelly) crea una atmósfera cinematográfica para conquistar a Kathy Selden (Debbie Reynolds) dentro de un estudio, dando una pequeña clase de puesta en escena; o la que Lockwood y Lina Lamont (Jean Hagen), una actriz el cine mudo con una voz horrorosa, dicen sus parlamentos en una de las primeras películas con sonido, para desastre del director, del sonidista, y de toda una audiencia en el pre-estreno.
Por supuesto, todo condimentado con abundantes secuencias de baile, incluyendo la más famosa que le da título a la película, y muchas más que homenajean lo mejor que entregó el género en las décadas previas, con el cine del director y coreógrafo Busby Berkeley, y el par de Gene Kelly, el bailarín Fred Astaire.
Secuencias musicales casi oníricas, un montaje acelerado de escenografías y coreografías recordables, que no hacen mas que sumar al MacGuffin, la historia de un actor enamorado de su co estrella, ¿hay algo más clásico que eso?.
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