[ por: Andrés Daly ]
Espectacular fotografía y sonido para un documental alemán («Unser täglich Brot«) que no necesita y no tiene: diálogos, entrevistas a los protagonistas, títulos, efectos de sonido, música o voz en off. Tampoco explicaciones, que sobran en este excelente registro de un espectáculo oculto, para la mayoría, de quienes sólo vemos el último eslabón de la cadena productiva diaria – y masiva- que genera nuestros alimentos.
Este es un viaje -no apto para vegetarianos e ingenuos- para quienes sólo conocemos el supermercado, el almacén y la feria y no tenemos el privilegio de conocer quién, dónde ni cómo se extrae (de forma bastante brutal en algunos casos) lo que nos entregan en una bolsa plástica. Aunque aclaremos, que esto es Alemania y por estos lados, probablemente las máquinas son menos y probablemente un poco más «low tech».
Welcome to the world of industrial food production and high-tech farming! – Tagline del afiche.
En noventa minutos plagados de engranajes, pistones y ruedas, hombres y mujeres que apenas parecen tener tiempo para tomar café, fumar,comer un pan (y conversar con otros seres humanos en sus descansos si tienen suerte); estaremos rodeados de zumbidos mecánicos, vastos espacios naturales y oscuros espacios cerrados. Un registro silencioso, que prefiere siempre el potente encuadre simétrico y que te deja totalmente pegado a la pantalla.
Ritual que hoy está tecnologizado, pero que existe -en su esencia- desde hace miles de años. Me dio hambre.