[ por: Andrés Daly ]
Actualización [18/09/12]: El lunes 17 de septiembre de 2012 el Teatro Imperio de Valparaíso sufre un gran incendio que se extiende por largas horas y que se inicia a las 20:00 hrs, por causas desconocidas -hasta este momento- arrasando con todo su interior. «Sin duda, nuevamente es un atentado a nuestro patrimonio de la ciudad de Valparaíso» declaró el Alcalde de la ciudad, Jorge Castro. Así, el Teatro Imperio se une a la larga lista de grandes edificios patrimoniales de nuestras ciudades, abandonados a su suerte desde hace años y décadas, en muy mal estado o con usos secundarios a su programa original, que, de pronto, les ocurren grandes incendios que los inscriben peligrosamente en otra lista: la de candidatos a la demolición. Un destino que en un país de muy poca memoria -en lo general, en muchas aspectos- y de escaso interés por cuidar su herencia arquitectónica, va dictando, a través de los negocios inmobiliarios, la ciudad que tenemos.
¿Podrá haber algo más indigno en esta larga lista de cines y teatros desaparecidos?. Aunque en rigor este nuevo uso evitó que el edificio fuera demolido – ¿ley? ¿otra vez el todopoderoso mercado inmobiliario? ¿un intento desesperado? ¿simple y pura suerte? – el Teatro Imperio de Valparaíso, que en otros tiempos fuese uno de los edificios (de su tipo) más bellos en la Ciudad Puerto de Chile – donde al menos el exterior del edificio nos engaña y nos hace creer que la cordura permanece en su interior – hoy es, horror máximo, ocupado como una feria: venta de accesorios, piercings, stickers, poleras estampadas y otros items poco recordables.
Como tantos Cines y Teatros que han cambiado su uso para sobrevivir a las palas mecánicas, para albergar centros religiosos y edificios dedicados a otros menesteres menos dignos, y que ni siquiera quiero sugerir aquí; este real desperdicio y lamentable degradación de un edificio nos recuerda – prácticamente nos grita – que infinita y amplia es la ingratitud de una ciudad y la de sus gestores, con respecto al destino de los patrimonios culturales y arquitectónicos propios. Bienes por lo demás escasos, como la memoria.
Algo que además se torna bastante grave, cuando nos enfrentamos con la importancia histórica que algunos de estos recintos evidentemente tienen. Incluso los sobrevivientes.
«Su nombre hace alusión al Imperio Romano, y toda su decoración está asociada a los circos romanos de esa época. Las lámparas son escudos de gladiadores, las decoraciones de los palcos son águilas imperiales y el motivo principal sobre la boca del escenario representa una carrera de cuadrigas en la arena de un coliseo.» – Rodrigo Orostégui Aviles
Aquí van algunas fotografías históricas y actuales, que he encontrado en el siempre sorprendente flickr, y otras pocas que pude sacar hace un año cuando pasé, en un fin de semana, por su cerrado exterior.
Aunque puedes unirte a un grupo de facebook que apoya su recuperación (original) aquí, me pregunto ¿cuál será el real destino de este edificio y, lo más contingente, en manos de quien está?.
Fotografías superiores (no históricas): Andrés Daly, 2008. Fotografías incendio: Agencia Uno, 2012.