Hacer un cine culturalmente independiente

En noviembre de 1971, a solo unos días de su arribo a La Habana, tuvo lugar una extensa entrevista que le hice a Glauber Rocha. Para este número especial de Cine Cubano he seleccionado un breve fragmento, el relativo a los vínculos entre el Nuevo Cine Latinoamericano y el cine cubano. A treinta y cuatro años de aquel hecho, todavía me parecen de sumo interés sus criterios y valoraciones de ese movimiento cinematográfico en el continente y su desarrollo en nuestra Isla.

Le pregunto a Glauber acerca del papel que desempeña y puede desempeñar el cine latinoamericano en la cultura del continente y qué distingue a la cinematografía brasileña de otras producciones nacionales en la América Latina.

”El cine latinoamericano refleja exactamente la situación política latinoamericana. Los dos movimientos iniciales más importantes del cine en el continente fueron el cine cubano, surgido con la Revolución y el Cinema Novo brasileño, surgido después del cine cubano, en 1962-63”.

Sarusky / Rocha

“Ambos trabajaban en condiciones distintas ya que el cine cubano se desarrolló en un país socialista y el brasileño en uno capitalista. Pero se identificarían en varias perspectivas, como las de hacer un cine culturalmente independiente frente al cine imperialista y, a la vez, abordaban los problemas sociales, políticos y culturales de América Latina”.

“En cada país se ha manifestado de forma diferente. En el cine cubano, ligado directamente a la realidad revolucionaria del país, mientras que en Brasil se desarrolló en el período entre 1962 y 1968. La primera fase, todavía durante el gobierno de Goulart, y luego como un movimiento de resistencia a la dictadura. Al Cinema Novo lo exterminaron en 1968 al igual que lo hicieron con otros movimientos culturales brasileños de izquierda: la música tropicalista, el teatro de Arena y el teatro Oficina. Esos eran los principales que fueron liquidados con la llamada Acta número 5 que impidió completamente la continuidad del arte revolucionario, tanto legal como ilegal”.

“Más tarde surgieron los movimientos de cine en Argentina y el Cine Liberación. Ahora está el cine chileno, el boliviano. Se observa que estos movimientos cinematográficos son específicos de cada país, pero también son latinoamericanos”.

“Lo que es muy interesante, sobre todo en la última fase, ya que estamos ante un cine, al mismo tiempo nacional y latinoamericano. Incluso, las dos últimas películas cubanas que he visto, Los días del agua, de Manuel Octavio Gómez y Una pelea cubana contra los demonios, de Tomás Gutiérrez Alea, fueron las que tuvieron mayor éxito este año en el Festival de Pésaro, en Italia y tienen esas características, las de ser cubanas y latinoamericanas”.

“Constituyeron un gran salto del cine cubano al igual que las brasileñas, como por ejemplo, Macunaima. Se ve que son brasileñas y latinoamericanas, como La hora de los hornos, de Solanas y Getino que es argentina y latinoamericana, o como El coraje del pueblo, de Sanjinés, que es boliviana y latinoamericana”.

“En la primera fase las películas eran más nacionales y ambicionaban ser latinoamericanas. Ahora ya tienen el sello de nacional y del continente. Y aunque el Cinema Novo está extinguido, los cineastas de ese movimiento están en Brasil, fuera del Brasil y en la clandestinidad, intentando seguir la lucha política y también el cine dentro de su proceso”.

“Entonces el cine latinoamericano será en pocos años un fenómeno nuevo, muy importante desde el punto de vista político porque será el primer movimiento artístico de unificación cultural y política en la América Latina. Incluso, porque tiene objetivos comunes de conquista del mercado dominado por el imperialismo. Tiene problemas comunes a causa de las deficiencias técnicas provocadas por el subdesarrollo técnico. Tiene una gran organización, que es espontánea porque los cineastas latinoamericanos están unidos, aunque tienen algunas diferencias estéticas e ideológicas con relación a la especificidad de cada país. Pero los une el enfoque común de que se debe conquistar el mercado latinoamericano, liberarlo de la ocupación norteamericana. Y ello está ligado a la liberación económica general de los pueblos y sustituir el lenguaje imperialista de colonización por el lenguaje nuevo del cine latinoamericano”.

 

[ por: Jaime Sarusky, Via: La Jiribilla]