[ por: Andrés Daly ]
Por estos días, la ciudad de Chicago parece un campo de batalla. El Rey de la Pirotecnia, el director norteamericano Michael Bay se encuentra destruyendo la ciudad rodando su nueva «obra», llamada «Transformers 3». Chicago ha aparecido regularmente en el cine desde hace décadas, y de forma muy prominente en las últimas películas de Christopher Nolan sobre el hombre murciélago, «Batman Inicia» (2005) y especialmente «Batman: El Caballero Oscuro» (2008).
Mientras Michael Bay se solaza, como siempre, con automóviles de lujo, supermodelos mecánicas, luces encandilantes, puestas de sol, vehículos y fragmentos de edificios lanzados en el aire como pop corn, cámaras lentas en 360 grados y guiones que se esfuman con la misma pólvora de sus explosiones, la ciudad de Chicago pasa hoy día por uno de sus dos momentos cinematográficamente más destructivos de su historia.
¿Cuál es el otro?, pues el maravillosamente injustificado caos de «Los hermanos caradura» (The Blues Brothers, 1989) de John Landis; una película bluesera, de culto, altamente recomendable. Como anécdota, el link entre ambos films desarrollados parcialmente en la ciudad de Chicago, es el Alcalde Richard M.Daley, que autorizó ambos rodajes y que está a punto de convertirse en el Alcalde con mayor permanencia en el cargo en la historia de la ciudad, después de su padre, Richard J. Daley. Este último ya tiene una plaza en su honor, que es, a su vez, el lugar donde los hermanos del blues, Jake (John Belushi) y Elwood (Dan Aykroyd) terminan finalmente su notable odisea.
Acá van unas fotos de Superhero Hype y Chicago Tribune sobre el rodaje de Bay. Advertencia: ¡Explosiones adelante!
En menos palabras: «Michael Bay – Do not be Alarmed»
La interacción con los transeúntes es de lo más insólita.
Esto me recuerda a un viejo, pero querido video (¡Explosions!).
Nadie destruye tu ciudad de forma tan eficaz. Como curriculum, sirve una de las entradas en la larga lista «Aniquilación Urbana: Nueva York«; ciudad que fue víctima del mismo director en «Armageddon».
Ojalá deje algo en pie en esta ciudad. Habrá que ver. Para terminar con este destructor innato, quizás las únicas palabras medianamente sensatas del hombre TNT que le he leído, son las siguientes, donde explica profundamente su temática de autor y su postura sobre la conversión de cine 2D a 3D:
«I shoot complicated stuff, I put real elements into action scenes and honestly, I am not sold right now on the conversion process…. Right now, it looks like fake 3-D, with layers that are very apparent. You go to the screening room, you are hoping to be thrilled, and you’re thinking, huh, this kind of sucks. People can say what they want about my movies, but they are technically precise, and if this isn’t going to be excellent, I don’t want to do it. And it is my choice…. I’m used to having the A-team working on my films, and I’m going to hand it over to the D-team, have it shipped to India and hope for the best? This conversion process is always going to be inferior to shooting in real 3-D. Studios might be willing to sacrifice the look and use the gimmick to make $3 more a ticket, but I’m not.» – Michael Bay
El problema es que la frase del espectador «huh, this kind of sucks» que bien anticipa Bay, no siempre tiene que ver, realmente, con el uso o no de la tecnología 3D, sino que con otras cosas que este director aún no conoce. Una de ellas dicen que tiene letras, palabras y oraciones coherentes.